Acabamos de empezar el año y , por fortuna, tras subir la famosa cuesta de enero, se viene percibiendo la necesidad de que desde las administraciones se arbitren unas medidas que propicien un cambio de ciclo económico. Al menos en la calle, todavía no hay una situación clara y diáfana que indique que hemos dejado atrás, de una manera realmente definitiva, la tan cacareada crisis. Por el contrario, persiste una incertidumbre nada positiva, estando cada vez más claro que la crisis, por supuesto, es de consumo y que obedece no solamente al alto nivel de paro, sino que pasa también por la falta de confianza entre los ciudadanos. Por ello, es el momento de sembrar ilusión y de poner en marcha programas que propicien una nueva etapa, medidas como un plan renove del mueble.