María Luisa Cobos, empresaria agrícola con tres hijos, lleva vinculada a la AECC desde 1995, tras superar un cáncer de mama. Hace 15 años que preside esta oenegé, a la que dice deberle mucho, y que ella cuida como a su propia familia. La enfermedad ha vuelto pero ella le pone freno con su carácter animoso de siempre.

-¿Cómo llega a la AECC?

--Pues llego a través de una persona, María Cañas, que me conoce en la peluquería de Dioni, se entera de que estoy operada de cáncer de mama y me dice si quiero hacer la cuestación en la mesa del Colegio de Arquitectos. Fui y me salió estupendamente la cuestación y a raíz de ahí pues me propusieron hacer el voluntariado, luego entrar en la Junta, de ahí pasé a vicepresidenta y a presidenta hasta ahora.

-Y lleva como presidenta desde el 2001, ¿qué le ha aportado y le aporta la asociación?

-Para mí es la vida, me ha hecho ser otra persona, llenarme de ser yo. Toda mi forma de ser exponerla en ayudar a los demás, pero además, yo que soy la presidenta pero además enferma de cáncer, tengo que decir algo incongruente, y es que para mí haber padecido esta enfermedad me ha llevado a la Asociación contra el Cáncer, que es algo muy importante en mi vida.

--Los voluntarios son el alma máter de la asociación.

-Son el alma máter y la columna vertebral. Si no hubiera voluntarios no podría existir la asociación porque eso no hay dinero para pagarlo, y son una gente extraordinaria, altruista, que en cualquier evento que hay están ahí. Tanto en las juntas locales, como los voluntarios de administración, de hospital, de recursos, testimoniales… hay un ramillete de gente fabulosa.

--La AECC organiza numerosos actos benéficos, ¿encuentra la colaboración de los cordobeses?

-Muchísima. La AECC verdaderamente tiene tirón. En primer lugar, porque raro es la familia en la que no ha habido esta enfermedad; en segundo lugar, porque es una asociación con muchos años de trabajo y experiencia, y de dignidad, y de saber que el dinero que los cordobeses dan queda para la asociación y para el trabajo que realiza por los enfermos y sus familias.

--¿A dónde va el dinero recaudado por la asociación en la cuestación y actos benéficos?

-A los diferentes programas que tiene la AECC, que son todos gratuitos. Está el programa psicológico, los pisos de acogida para trasplantados, están los psicólogos, los fisioterapeutas, el personal asalariado, que son 16 personas, y los diferentes programas que se realizan, como la concienciación de los niños para una vida sana en la provincia, a través del Bosque Encantado o Comer es divertido, y otra inversion importantes es la investigación, que es uno de los pilares en los que más estamos trabajando. Investigación es igual a vida y si nos quedamos parados volvemos marcha atrás. La AECC es una de las oenegés privadas que más dinero da para investigación.

--¿La crisis se ha notado en la AECC?

-Pues mira, se ha notado pero no con la profundidad que a nivel de calle. Es verdad que se ha tenido que trabajar más, que hacer más eventos, que si las empresas que se han venido abajo ya no nos ayudaban había que inventar cosas para poder salir adelante y que nuestro presupuesto no se viniera abajo, así que hemos trabajado el triple pero se ha conseguido recaudar lo mismo.

--Ahora mismo, ¿cuáles son las mayores dificultades que encontráis en el día a día?

-Que hay que pedir mucho, que cada vez hay más enfermos y más necesidades, y hay que trabajar y luchar más. Antigüamente era todo más rápido. Es verdad que tenemos un empuje muy grande en las juntas locales, que nos apoyan y ayudan. Hay 58 juntas locales y se ve la mano de estas personas, cómo trabajan, con qué ilusión y todo lo que aportan.

-Pese a todos los avances, dice que cada vez hay más enfermos de cáncer.

-Sí, hay más enfermos, pero sí que es verdad que el diagnóstico es mucho mejor porque hay prevención y cualquier tumor se coge en un estadío pequeño, con lo cual tiene mejor solución. Y además, los tratamientos han mejorado, ya hay tratamientos específicos para cada tipo de tumor y eso también salva vidas, por eso la AECC apuesta por la investigación, porque el cambio que se ha dado es tremendo. Yo hace 27 años que me operé, y ahora me ha vuelto otra vez, y están intentando con varios tratamientos y estoy respondiendo. Son tratamientos molestos, no son un camino de rosas, pero eso es igual a vida.