Con apenas 18 horas de vida, la niña cordobesa Lucía Herrera, nacida en el año 2006, fue trasladada a Madrid debido a una serie de malformaciones, donde permaneció 5 meses. Al poco de operarla del corazón, en el año 2007, le dio la cara la enfermedad rara conocida como hipertensión pulmonar.

A raíz de ahí, los médicos del Hospital Ramón y Cajal le hacen el seguimiento, donde le daban la medicación para dicha enfermedad, por lo que suponía un trastorno para la familia tener que desplazarse hasta allí. Los padres, José F. Herrera e Isabel M. Girado, hicieron todo lo posible para que se le remitiera la medicación en el Reina Sofía de Córdoba, pero le recetaban un genérico que le sentaba muy mal a la pequeña y vomitaba. Así que se lo comunicaron a su doctora y le remitió nuevamente a Madrid.

Pero en el año 2014 se presentó el problema en el Ramón y Cajal, donde le comunicaron que no les iban a dar más la medicación, con lo que los afectados lo pusieron en manos del Ministerio de Sanidad, quien reconsideró la postura y obligó al hospital madrileño a recetársela y suministrársela. Hasta ahí todo perfecto, pero el pasado mes de julio volvieron a las andadas, ya que les comunicaron que no le iban a dispensar más medicación, puesto que en la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid no existe presupuesto en el fondo de cohesión y no es compensado actualmente, derivándolo a su comunidad de origen. Así, los padres deciden emprender una nueva lucha y, por fin, hace apenas dos días, el hospital Reina Sofía de Córdoba ha decidido dispensar a Lucía, que hoy tiene 9 años, el tratamiento que le prescribía el facultativo especialista en Hipertensión Pulmonar del Ramón y Cajal, donde aún se realiza el seguimiento de su enfermedad. Y el pasado jueves los padres de la menor recogieron con alegría, del hospital cordobés, la medicación que necesita su hija, que hoy es lo más importante para poder sobrellevar esta terrible enfermedad de hipertension pulmonar.

Lo triste de esta historia es que el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid ha dejado sin cobertura a una niña a la que viene atendiendo desde que nació, y todo por falta de presupuesto. Decir que el medicamento, con el que tiene para más de dos meses, alcanza un precio de 255 euros. La solución viene ahora del Reina Sofía, que, aunque no le corresponde, se hace cargo de dispensarle a Lucía dicho fármaco, que es un jarabe. Por tanto, final feliz para una niña que necesita una mediación para vivir y que, gracias a la lucha de sus padres, puede disfrutar de ella.