Hay historias que merecen ser contadas, y la del maestro cervecero John Bell es una de ellas. Cuando nació en Tiburón, un pequeño pueblo de California, sus padres no podían imaginar lo azarosa que resultaría la vida de su hijo; y mucho menos que quedaría ligada indefectiblemente a la milenaria ciudad de Córdoba, por la cerveza, por el amor y por el trabajo. Además de obtener excelentes calificaciones, como buen estudiante universitario exploró el mundo de la cerveza a través de un compañero y en la universidad eligió Córdoba para un Erasmus y le encantó la ciudad y sus vinos. Aquí conoció a María Ángeles, su esposa, y con su experiencia en California, mucha ilusión y unos utensilios muy rudimentarios fabricó en la cocina de su casa su primera cerveza. Luego, reforzó su formación con los libros de los grandes maestros cerveceros y fue depurando su técnica, mejorando sus instrumentos y aperos, y después de más de cinco años, en los que ha aportado su conocimiento a otras marcas, tomó la decisión de apostar por la suya: Cervezas Gitanilla.

Ahora, John compagina su actividad de maestro cervecero con la de profesor nativo en el Colegio de Fomento Ahlzahir desde hace unos años: “A veces hay que recorrer un largo camino para materializar un sueño, yo tuve que venir al corazón de Córdoba, al barrio de San Lorenzo, para poner en marcha mi propia fábrica y mi propia marca». Jhon Bell está preparando nuevos proyectos con cervezas premium maduradas en botas de vinos generosos.