El ámbito educativo es uno de los que mayores cambios ha experimentado en los últimos treinta años en nuestro país. La transformación ha sido radical, trascendental, y se ha desarrollado conforme ha ido caminando la democracia.

En poco se parece la educación de hoy a la de hace tres décadas. Entonces, el analfabetismo era uno de los problemas más sangrantes de Andalucía y desde los primeros años de la autonomía el Gobierno regional se planteó como objetivo prioritario disminuir el número de ciudadanos sin acceso al sistema educativo. El entonces consejero del ramo, el cordobés Manuel Gracia, hacía una reflexión que daba cuenta de sus prioridades. "Desde el punto de vista social, el analfabetismo es incompatible con una democracia", decía Gracia, quien añadía que "son personas útiles para el despegue de Andalucía".

Los datos son elocuentes. La tasa de analfabetos en Andalucía en el año 1981 se situaba en el 12%, un nivel similar al que se daba en Córdoba. Uno de los primeros pasos que se dieron entonces para superar las diferencias con la media española fue la puesta en marcha del Programa de Educación para Adultos, que ha sido premiado por la Unesco por su acción alfabetizadora, aunque no es este su único reto, ya que dicho programa persigue también fomentar las posibilidades de obtener un empleo o favorecer la completa integración social. Aunque siempre existirá una bolsa de personas que no sabrán ni leer ni escribir, la situación ha mejorado hasta el punto de que la tasa de analfabetismo está en torno al 3,5%.

En un sistema muy cambiante como el educativo, uno de los principales avances de los que se han experimentado en este tiempo es el paso de la escolarización obligatoria hasta los 16 años. Que se haya ampliado la educación hasta esa edad supone la posibilidad de igualar socialmente a un gran número de alumnos que antes no tenían, quizás, una salida fácil.

La sociedad del futuro se constituye desde la educación y ese principio ha llevado a que en los últimos años se preste una mayor atención a la diversidad. Eso ha fomentado que se haga hincapié en las necesidades de los niños con dificultades psíquicas y físicas, que se introduzca a los inmigrantes en el sistema o que se atienda a la dispersión geográfica y las zonas con especiales conflictos económicos y sociales. Asimismo, se ha incidido en el tema de la convivencia escolar y se ha puesto el foco en la dignificación del docente. La asimilación del concepto de la educación en valores, entendiendo que no se trata de una mera transmisión de conocimientos, también ha sido un gran paso adelante, como lo han sido aspectos concretos tales como la escolarización gratuita para los niños desde los tres años.

La coyuntura política ha marcado la marcha de la educación en estos años, ya que cada gobierno ha ido cambiando las leyes orgánicas conforme ha llegado al poder. En julio de 1985, las Cortes Españolas aprobaron la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE), una ley de tipo social, político e ideológico que se ocupó de definir, amparar y asegurar los derechos sociales y estructuró los parámetros de las modalidades de la enseñanza. Contemplaba por primera vez la figura del Consejo Escolar, que permitía a profesores, alumnos, padres y PAS participar en la gestión de los centros públicos. En octubre de 1990, al aprobarse la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (Logse) se introdujeron notables modificaciones, la mayoría aún vigentes. La Logse dejó indiferentes a pocos ciudadanos, ya que modificó las estructuras académicas del sistema educativo. Puestos a destacar algunas de sus características más significativas por las consecuencias que suscitó, pueden señalarse la nueva estructura del sistema, distribuyendo las etapas educativas con un nuevo criterio (Primaria, Secundaria y Bachillerato). Eso dio origen a un nuevo mapa escolar, de manera que hoy apenas hay una localidad que no disponga de un Instituto de Educación Secundaria, y generó una elevada inversión en infraestructuras educativas, ejecutadas mediante un novedoso sistema de acuerdos con los ayuntamientos. Un nuevo diseño de la Formación Profesional acorde a las directrices europeas y las instauración de servicios educativos de orientación en los centros son factores incluidos ya en la cultura educativa. Posteriormente, el gobierno del Partido Popular,

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