Trabajó el conjunto Tinkoff, quizá, incluso, mucho mejor que cuando Alberto Contador es el jefe de filas de la escuadra rusa, para Peter Sagan porque creían que las cuestas de Vejer de la Frontera, un pueblo que es una bendición para la vista, estaban hechas para las piernas del joven corredor eslovaco. Lo prepararon todo hasta el extremo de que guardaron al mejor corredor, Rafal Majka, para que diera el último impulso a Sagan. Pero se les escapó un detalle. El más importante. No calcularon que vigilando a Majka, pendiente de Sagan, se encontraba uno de los pocos que podía batirlos en una llegada en ascenso. Alejandro Valverde. Primera victoria, primer aviso.

Valverde ha llegado a la Vuelta para ganarla, porque es aquí donde mejor se encuentra y se mueve, mucho mejor que en el Tour. Ya llegó vencedor a Madrid en el 2009 y desde que regresó a la carrera, en el 2012, no ha hecho otra cosa que sumar podios. Valverde cuenta con el apoyo de Nairo Quintana, que solo tomará los galones de jefe del Movistar si fallan las incuestionables piernas, por ahora y en la ronda francesa, del corredor murciano.

Ataque final decisivo

De Estepona a Vejer de la Frontera solo se debía estar superatento a los últimos cinco kilómetros y a la subida con alguna bajada que conducía a lo alto de la población gaditana. Dejó el Movistar todo el trabajo al Tinkoff y cuando Valverde lo vio claro, en el último suspiro, en los 200 metros finales, es cuando actuó. Sin fallar y para ganar. Por delante de Sagan, que volvió a ser segundo en una etapa, y de Dani Moreno, tercero.

Tres segundos extras consiguió Valverde sobre Chris Froome, en una Vuelta que este miércoles continuará por tierras andaluzas con llegada a Alcalá de Guadaíra, a las puertas de Sevilla, con un esprint como destino probable de la quinta etapa y con Esteban Chaves al frente de la general.