Pese a realizar un juego que no invita al optimismo, el C.D. Pozoblanco sumó sus primeros tres puntos de la temporada. Lo hizo tras superar al Portuense en un partido sumamente aburrido que no se decicidió hasta el tramo final, en un absurdo penalti que condenó a un rácano Portuense, que iba descaradamente a por el empate. Los dos equipos parecían estar aún en pretemporada. Dos conjuntos escasamente rodados, nutridos de un número considerable de jugadores que desconocen lo que es jugar en Tercera, sobre todo en el caso del Pozoblanco. Por cierto, muy floja entrada en las gradas, síntoma de que el proyecto no ha terminado de calar entre los aficionados. Al menos, de momento.Tiempo al tiempo. Garrido y sus pupilos tendrán que ganarse al público pozoalbense, pero no con partidos como el de ayer. Y eso que el Pozoblanco lo intentó de todas maneras, quizá por aquello de que jugaba como local. Llevó la iniciativa la mayor parte del encuentro, pero con ataques estériles, bastante previsibles. Tras una primera mitad para olvidar, en la que Garrido hizo hasta el cambio prematuro de Guille por Yoyo, el conjunto vallesano mejoró algo sus prestaciones. Mena disparó a las nubes después de una gran acción individual en los pocos ataques dignos de mencionar.

El final del encuentro resultó traumático para un Portuense que había sobrevivido sin nada para mantener su portería a cero. Cuando el partido parecía abocado al empate, llegó la jugada decisiva. Galiano despejó un balón, pero elevó demasiado su pierna golpeando claramente a Guille. Un penalti tan claro como absurdo que echaba por la borda el trabajo de los gaditanos durante muchos minutos. El colegiado dudó, pero pitó la pena máxima, que Pascual se encargó de transformar engañando a Ismael con un disparo suave. El Portuense quiso hacer en cinco minutos lo que no había hecho en ochenta y cinco. Murió intentando ahogar en su área a un ordenado Pozoblanco, que se llevó la victoria y los tres puntos.