Probablemente sea la visita más dificultosa para el Córdoba en lo poco que resta de Liga y, además, el duelo es contra un rival directo por una plaza en las eliminatorias de ascenso a Primera. En cualquier caso, el encuentro de hoy en el Carlos Tartiere (12.00 horas) sí que tiene aroma de final entre dos adversarios que han mostrado debilidades: el Oviedo en las últimas semanas, el Córdoba a lo largo de la segunda vuelta. Eso sí, los blanquiverdes no pierden como visitantes desde la primera jornada de la segunda vuelta, en Valladolid, por lo que ser junto al Girona el mejor a domicilio ha de dar a este Córdoba un mínimo de confianza para buscar el triunfo en tierras asturianas. Es el único resultado que le vale para intentar volver a los puestos de honor, de los que salió hace ya tres semanas después de estar muchos meses en ellos. Máxime, sabiendo el sufrimiento que se le avecina a la siguiente jornada, con otro encuentro en casa, precisamente ante el Girona.

Será el reencuentro de José Manuel Fernández con su Córdoba, que acude al Tartiere con una sola baja, aunque importante. Luso Delgado, que ha actuado durante todo el campeonato como hombre pegamento para que su equipo no se partiera, está sancionado, por lo que ese once inicial que ganó en Huesca y empató en El Arcángel ante el Tenerife no podrá ser repetido. Será la única decisión importante que ha de tomar José Luis Oltra, que ha vivido una semana más que tensa. Primero, con aquel enfrentamiento del miércoles con Florin Andone, al que llegó a sugerir que se retirara de la sesión y en el que varios compañeros tuvieron que ponerse entre el pichichi y el entrenador durante los momentos más acalorados. Luego, el jueves, también las tuvo con Markovic (que podría ser titular hoy) y al finalizar el entrenamiento intentó un acercamiento con el rumano, que además tenía mucho que decir a su entrenador, a tenor por lo visto durante el debate. Finalmente, en la rueda de prensa, el técnico blanquiverde disparó al blanco más fácil: a los testigos que hubo en el enfado, poniendo así colofón a una semana en la que se ha hablado de todo menos de fútbol.

Enfrente tendrá a un Real Oviedo que viene de una derrota en casa ante el Huesca y con David Generelo en el banquillo, que sustituyó al dimitido Sergio Egea tras retirarse del fútbol hace cuatro meses. El técnico carbayón tiene tres bajas: David Fernández, con una microrrotura de fibras; Jonathan Vila, con un edema óseo en la rodilla izquierda y Johannesson, con una contusión en el muslo de la pierna izquierda, con lo que Fernández continuará disfrutando de la titularidad recientemente recobrada.

A pesar de la derrota ante los oscenses, que fue la tercera en el Tartiere en lo que se lleva de curso, este Oviedo sigue siendo el cuarto mejor local y hombres como Erice o Susaeta son fundamentales para la recuperación, construcción y el balón parado. Además, casi no hace falta recordar la cantidad y calidad que acumulan los carbayones en el ataque, con hombres como Toché, Koné, Borja Valle o Linares, aunque la gran esperanza blanquiverde se centra en que este Oviedo tampoco puede presumir de ser una muralla defensiva, de ahí que debe ser una buena tarde para Florin Andone, Fidel y Xisco, una vez confirmado que el balear es fundamental para el juego del equipo.

Un equipo que ya ha acuñado en algunos medios la expresión "media cordobesa" para definir lo que está haciendo en el campeonato: ganar fuera y empatar o perder en El Arcángel.

Así, deberá cumplir con esa media para regresar a los puestos de honor, por lo que sólo le vale la victoria. Un empate apenas solucionaría nada y se correría el riesgo de ver aumentada la distancia con el sexto clasificado. Hoy al Córdoba no le interesa repartir dividendos en el Carlos Tartiere.