En julio de 2014, los miembros de la junta gestora del Lucena, tras una excelente gestión económica y deportiva durante cuatro temporadas, tiraron la toalla y dieron paso a un grupo inversor de Madrid, que trajo el intermediario cordobés Víctor Vico. La experiencia no ha sido positiva, toda vez que Eduardo Bouzón, como presidente, y Javier Martí como vicepresidente, han conseguido en un tiempo récord desmantelar las estructuras de un club con 47 años de historia. Ya en su primer ejercicio, los jugadores y resto de trabajadores del club llegaron a estar más de seis meses sin cobrar, lo que contribuyó al descenso a Tercera tras ocho temporadas en Segunda B.

Dicha situación generó un divorcio total con la afición, que desde entonces comenzó a apostar por el Ciudad de Lucena.

Bajo la gestión de antiguos miembros de la gestora y la dirección deportiva del Lucena CF, el Ciudad de Lucena trata de hacerse un nombre en Primera Andaluza para volver cuanto antes a Tercera, totalmente saneado.

Mientras el Lucena apenas tiene medio centenar de socios, el Ciudad de Lucena supera los 800. Las posibilidades de subsistencia del primer equipo se antojan complicadas.

En su regreso a Tercera, el ex jugador Juanlu Bernal tomó las riendas del Lucena, si bien decidió abandonar junto al grueso de sus jugadores en la sexta jornada, sin haber percibido siquiera la primera mensualidad.

Como una cooperativa

Cuando parecía definitiva la desaparición del Lucena, un clásico del fútbol lucentino, Rafael Carrillo Falete, decidió emprender su cuarta aventura en el club, reclutando a jugadores noveles, dispuestos a no cobrar apenas, pero con la ilusión de hacerse un nombre.

Con el paso de las jornadas, el equipo ha ido mejorando y la salvación está a su alcance, si bien para ello hace falta una estabilidad económica, que en estos momentos no existe.

Los inversores madrileños no aparecen por Lucena desde hace tiempo, pero tampoco dimiten ni cogen el teléfono al entrenador y capitán. Para satisfacer los gastos más básicos (agua embotellada, autobús para los desplazamientos, bocadillos y arbitrajes) los jugadores y cuerpo técnico han decidido ponerse manos a la obra, como si fueran una cooperativa, y ahora no solo trabajan en el terreno de juego, sino que en sus horas de asueto realizan campañas de fomento para que el público vuelva al Estadio Ciudad de Lucena, con sorteos de camisetas de ex jugadores como Javi Lara o Quini, entradas a 5 euros, abonos mensuales, etc.

Rafael Carrillo admite que la situación es límite y pone fecha a su marcha: cuando acabe la primera vuelta, si no cambia el decorado. "No hemos tenido contacto con los directivos la última semana --señala Carrillo--. Estamos fomentando que los lucentinos vuelvan al estadio para sufragar gastos, pero eso nos hace desviarnos de lo deportivo". Carrillo añade que "existe una posibilidad, que sería que vengan otros empresarios a dirigir el club para que nos puedan vestir, pagar los viajes, patrocinar y, en definitiva, para tener apoyo. No tenemos dinero ni para el agua embotellada".

Buenas intenciones

En el Patronato Deportivo Municipal de Lucena, que preside el concejal Manuel Lara, "hay buen talante para ayudarnos", según Carrillo, quien reitera que para eso hace falta que los inversores madrileños se vayan, porque "nosotros estamos haciéndole ver a los aficionados que no somos de Madrid, sino que sentimos al Lucena y los chavales lo están dando todo por el escudo y la localidad".