Miguel Angel Jiménez se enfrenta a su gran noche y a un gran domingo, al estar cerca (cuatro golpes) del liderato que su amigo norirlandés Darren Clarke sostiene en solitario en el Open Británico de golf.

El malagueño cerrará los ojos y en el duermevela se verá por la tarde levantando la Jarra de Clarete, igual que hacía con notorio éxito, todas las vísperas, el gran Seve Ballesteros.

Esa especie de sofrología retardada siempre le dio un extra de fuerza a Ballesteros. El pedreñero creía en sí mismo. A fe ciega.

Ahora es Miguel Angel Jiménez quien se enfrenta a su hora de la verdad, sin importar en absoluto sus 47 años. Claramente una cifra real solamente para el pasaporte.

En el vagón de privilegiados viajan Clarke (-5), Johnson (-4), Fowler y Bjorn (-2), Jiménez y Glover (-1). Es el sexteto bajo par, aunque con un golpe más se asoman con posibilidades el alemán Martin Kaymer y los estadounidenses Phil Mickelson y Davis Love III, este último el próximo capitán de la Ryder que rivalizará con José María Olazábal. Clarke se le vio por última vez realmente feliz el 15 de mayo en Mallorca. Levantaba el trofeo del Iberdrola tras tres años en blanco.