Novak Djokovic vuelve a la caza. Después de un largo camino por el desierto el exnúmero 1 mundial ha reencontrado el gusto por el tenis. "He reflexionado mucho porqué amo este deporte. La razón por la que jugaba de niño", había confesado el tenista serbio cuando le preguntaban por su crisis personal y de juego.

"Ha sido un largo camino. Aquí mismo, en Wimbledon, cuando el año pasado me retiré, estaba pasando un momento de frustración, emociones contradictorias, dudas, decepción y rabia. Necesitaba tiempo para recuperar la confianza, volver a empezar para poder recuperar el nivel, sentir el gusto de competir y poder hacerlo y encontrarlo todo en Wimbledon, un torneo tan especial para mí, me hace inmensamente feliz", admitía Djokovic tras su victoria en la catedral del tenis.

Djokovic, de smoking, antes de acudir al baile de los campeones en Wimbledon / KARWAI TANG (WIRE IMAGE)

Apenas unas semanas antes, tras ser eliminado en los cuartos de final de Roland Garros por el italiano Mario Cecchinatto, el tenista serbio se había planteado renunciar a la gira de hierba. Esa derrota le hizo daño. Llevaba tiempo intentando recuperar su nivel. Cuando estuvo en Barcelona este año, Djokovic había declarado que trabajaba "para llegar en forma a Roland Garros".

Ese era su objetivo. La lesión en el codo que le obligó a pasar por el quirófano y estar seis meses fuera del circuito estaba recuperada, no sentía dolor, pero su juego no evolucionaba. "No entendía porque no recuperaba mi nivel y no me sentía competitivo", explicó Djokovic.

"Ti amo, amore"

En esos momentos de dudas el apoyo incondicional de Jelena, su mujer, y de Marian Vajda, su entrenador, con el resto "boys band" (los chicos de la banda), como bautizó a su equipo Djokovic fueron fundamentales.

En el partido ante Rafael Nadal, en cada punto decisivo del 'tie break', Djokovic escuchaba desde el palco el grito de su mujer. "Ti amo, amore", le decía Jelena dándole fuerzas extra.

"Ese partido ha sido la mayor prueba de que volvía a sentirme competitivo. Tuve que hacer un esfuerzo inmenso para superarlo. Sabía que la victoria me daría una confianza máxima", destacaba Djokovic.

Jelena Djokovic y el hijo de ambos, Stefan, en el palco, celebran el título / CLIVE BRUNSKILL (GETTY IMAGES)

El reencuentro con Vajda

El reencuentro con la familia ha sido fundamental para la recuperación anímica de Djokovic. Se emocionó viendo a su pequeño hijo Stefan aplaudirle en el palco. Sintió que había valido la pena el camino y su primera reacción fue mostrar el trofeo de Wimbledon y ofecérselo a su grupo.

"No se si soy importante, pero ha ido bien", decía Marian Vajda, entrenador al que Djokovic le pidió que volviera a trabajar con él esta temporada. El técnico eslovaco lo conoce desde la época júnior que empezó a trabajar con Djokovic. Siempre había estado a su lado, incluso cuando el tenista serbio contrató a Boris Becker para buscar nuevos retos en una carrera que sentía estancada.

Vajda siguió a su lado hasta que la gran crisis del 2016 optó por apartarse. Djokovic llamó a Andre Agassi para encontrar el camino, pero sus problemas no eran de solo de tenis y el exnúmero 1 estadounidense no encontró la forma de ayudarle. Vajda aceptó volver a casa después de un encuentro en familia con Djokovic en Montecarlo.

"Estuvimos tres dias conviviendo en su casa, charlando y valorándolo todo", explicó el técnico a L'Equipe. "Le dije que era un campeón. Si te tomas las cosas en serio puedes volver. Y si tu te tomas las cosas en serio, yo también vuelvo". Así de simple. Y Djokovic ha vuelto dispuesto a competir aunque no quiere "mirar muy lejos". Vuelve a ser un campeón pero es una nueva persona.