Florentino Pérez ni se presentó y no hubo ningún intento de última hora de hacerle cambiar de parecer para permitir que la final de Copa entre Barça y Athletic se jugara en el Bernabéu el 30 de mayo. Al final, será en la casa azulgrana. En presencia de los representantes federativos, los dos clubs finalistas no se pusieron de acuerdo en una primera reunión sobre las alternativas --Mestalla, Villamarín, San Mamés y Camp Nou-- y tuvo que ser finalmente la junta de la federación española (RFEF) la que eligiera la sede definitiva: el estadio del Barça, que albergará su cuarta final de Copa.

Por 26 votos a favor del Camp Nou, 18 favorables a San Mamés y dos en blanco, se escogió el estadio azulgrana. Antes hubo otra votación para decidir sobre las opciones Sevilla-Valencia o Bilbao-Barcelona y se había impuesto la segunda por 27 a 17 votos y uno en blanco.

No dio el paso la entidad blanca de prestarse siquiera a escuchar la solicitud que realizaron el viernes pasado los clubs finalistas y la junta directiva de la RFEF tuvo que decidir en última instancia después de que el Barcelona y el Athletic no cerraran el asunto en una reunión a partir de las cuatro de la tarde en la que participaron Albert Soler y Javier Bordas, por parte del club catalán, y Iosu Urrutia y Jon Berasategi, por parte del vasco, junto con la directora general de la RFEF, Esther Gascón; el secretario general, Jorge Pérez; el coordinador de partidos de la federación, Miguel Angel López, y el presidente de la comisión de finanzas, Antonio Vázquez.

En la federación tenían claro que, a pesar de que no era una negativa oficial, en el estadio del Madrid no podía ser. "Parece que habían dicho que no... Jugaremos en el Camp Nou, pero llevaremos San Mamés hasta allí y estaremos también en casa", declaró Urrutia, presidente del Athletic. "Hemos perdido esta temporada contra el Barça en San Mamés, nos han ganado dos finales en los últimos años --2009 y 2012-- con mucha facilidad, pero tenemos una posibilidad muy importante. Vamos a tener nuestras opciones y vamos a por ellas".

Josep Maria Bartomeu no se prestó a dar su opinión, aunque llegó a Madrid con la decisión tomada de forzar la elección del Camp Nou tras reunirse el día anterior con el entrenador y los capitanes del equipo, además de priorizar como siempre había pedido el recinto más grande. Como no podía ser el Bernabéu, no hay estadio con mayor aforo en España que el Camp Nou. Ni en Europa. Tiene un aforo de 99.354 espectadores. Fue el directivo Javier Bordas el encargado de dar la versión barcelonista. "No nos pusimos de acuerdo en la primera reunión y tuvo que ser la directiva la que decidiera. Queríamos un estadio con el número máximo de espectadores. La prioridad era el Bernabéu, no ha podido ser y entonces el Camp Nou era el que mejor nos venía a nosotros", afirmó Bordas, que agregó: "A los dos equipos todas las sedes nos iban bien, pero preferíamos el Camp Nou".

Joan Gaspart, expresidente del Barcelona y actual vicepresidente para asuntos internacionales e institucionales de la federación, lamentó no jugar en el Bernabéu, pero estaba conforme con la elección final. "La pena es que no haya podido ser donde tenía que haber sido. Urrutia, como gran demócrata que es, ha estado de acuerdo con la votación definitiva", comentó Joan Gaspart, que, como presidente del Consorcio de Turismo de Barcelona, recordó que la final podrá suponer para la ciudad "entre 20 y 30 millones de ingresos".