Si no lo había hecho ya antes, muchísimo tiempo antes, el resultadismo que imperaba como nueva fe en El Arcángel saltó definitivamente por los aires ante el Albacete, que hasta que se cruzó con el Córdoba en su casa era el peor equipo de la segunda vuelta. Ahora, el peor es el otro.

Sin ser santo de la devoción de muchos, Valdano comentaba no hace mucho que "algunos dirán que en fútbol sólo interesa ganar y otros, más cándidos, seguiremos pensando que, si esto es un espectáculo, también importa gustar". Aquí, como otros, identifica jugar bien con jugar con una estética aceptable para el público. Y no es eso, Córdoba CF, no es eso.

Jugar bien, al menos en El Arcángel, siempre ha sido tener a un equipo que responda físicamente en condiciones, que pueda meter un arreón cuando las cosas se tuerzan en el marcador y que no sólo lo dé todo en el campo, sino que se tenga algo para dar en el campo en la última media hora. Jugar bien es ocupar los espacios con racionalidad para defender y aprovechar los que deje el rival. Jugar bien es que defensivamente se hagan coberturas y ayudas siempre, con orden y con criterio. Jugar bien es tener a alguien con la suficiente calidad en cada una de las líneas para que en la de en medio pueda filtrarse un pase a la espalda rival, a un desmarque de ruptura por banda o para, incluso, romper con un regate esa línea de presión en medio campo. Luego, se llegará al área rival y se acertará o no se acertará. Pero habrá un equipo ordenado, que sabe lo que hace, lo que quiere, cómo ejecutarlo y, además, con fuelle para realizarlo. Hubo en el pasado alguna temporada con ese jugar bien al que nos referimos, incluso en algunas temporadas jugar bien y estéticamente agradable para el espectador, pero siempre se echaba en falta lo más importante. Irónicamente, al Córdoba de esta temporada le falta todo lo anteriormente explicado y tiene a su hombre gol, ése por el que siempre se soñó, incluso cuando el equipo entró en las eliminatorias de ascenso por primera vez con Paco Jémez, como ejemplo entre lo más reciente.

Pero claro, para tener todo eso, además de acertar desde el verano en la preparación física y táctica --en las que no se ha acertado--, también hay que hacerlo en el mercado. Y ahí, lejos de acertarse, parece que ni se intentó. Al menos en uno de los dos mercados. Así, se ha pasado de reclamar otras herramientas cuando el dios resultadista bajó a la tierra arcangeliana, a buscar opciones en enero y, ante la ausencia de estas, a tirar p'alante como sea. No es igual coger a un equipo desde julio que hacerlo en abril. La exigencia no puede ser la misma en cuanto a ejecución del equipo sobre el césped. No hace falta explicarlo.

De esta manera, al Córdoba ya no se le puede reclamar como en octubre --repetimos como entonces, cuando aún estaba a tiempo-- más riqueza táctica u otras opciones en defensa, ya que hoy por hoy al conjunto de Oltra se le está poniendo cada vez más, de manera progresiva, rostro de superviviente. Y, como siempre, hay que insistir: poco más se les puede pedir a los 21 que están en el día a día dando el callo. Ellos, hasta donde pueden. O, mejor, hasta donde los han preparado. Y algunos de ellos los han preparado porque los han traído, de lo cual, tampoco tienen ninguna responsabilidad. Por lo tanto, las miradas, a otro lado o más arriba.

La historia del partido ante el Albacete fue como la de tantos otros en los últimos meses.

Da igual si el rival es el último o el líder, lo que cambia es la forma. La forma de perder. En este caso, el Albacete volvió a confirmar algo parecido que se vio en la ida: tiene ese poquito más que debería darle para no estar en descenso o, dicho de otro modo, se han visto equipos peores, tanto en El Arcángel como fuera de él. Y si en el Carlos Belmonte la superioridad sobre el Córdoba fue clara en líneas generales, en la primera media hora, los manchegos se situaron mejor, más ordenados, sabiendo claramente qué hacer y cómo ejecutarlo. Sin dejar espacios en el mediocampo y saliendo a la contra a lomos de un brillante Fede Vico, el equipo de Ferrando dio tres sustos antes de adelantarse en el marcador, algo que se veía inevitable. La incapacidad blanquiverde --defensiva, de construcción y en ataque-- la transformaron los propios jugadores en rabia, en intentar rebelarse ante la ola de realidad que empezó antes de Soria, aunque fue allí donde dio la cara definitivamente para muchos. Lo peleó el Córdoba con corazón, con garra, con entrega. Y ahí destaca sobre todos Florin Andone, que le faltó pelearse con el de la megafonía. El rumano, como siempre, hizo de locomotora, pero donde antes entraban, ayer no. La tuvo en un mano a mano con Juan Carlos antes del descanso, pero el portero manchego se la atajó.

La incomprensible suplencia de Xisco tocó a su fin cuando el equipo volvió a gritar que se le necesitaba. El balear tuvo mucho que ver en esos primeros 20 minutos del segundo acto. Actuaba de boya en la corona del área para dar continuidad, mediante entregas a Caballero que le llegaba de cara, o abriendo a banda. Incluso intentándolo en solitario tras revolverse. Es cierto que los dos goles blanquiverde dejaron algo más que dudas, tanto en el penalti anotado por Fidel como en el fuera de juego de Florin en el segundo tanto. Parecía que podía ser suficiente, pero este equipo no es capaz de controlar un partido. Casi ni en sus mejores momentos, allá por octubre, pudo hacerlo. Así, el duelo se transformó en lo más parecido a un partido de pretemporada. El Córdoba no lograba controlar el ritmo y al Albacete, ansioso por todo lo que se juega, le costaba enganchar el último pase que comprometiera al rival.

A pesar de un cambio algo extraño de Ferrando, sacando a uno de sus mejores hombres --Fede Vico--, lo cierto es que le funcionaron al valenciano sus retoques, que añadidos a la caída física del rival de los últimos minutos generó el caldo de cultivo perfecto para los visitantes. Portu repetía en una jugada parecida a su primer gol, aunque en esta ocasión el fallo defensivo fue clamoroso. Y diez minutos después, con el Córdoba incapaz de rondar la portería de Juan Carlos (salvo un centro de Pedro Ríos, ya como carrilero), el enésimo error defensivo blanquiverde supuso el último mazazo a cargo de Pulido. González Fuertes ni siquiera dejó sacar de centro. No parece que ni con un reseteo este Córdoba pueda remontar la situación actual que se prolonga ya tres meses, pero el fútbol es fútbol y todo puede ocurrir. Porque los errores tácticos podrían arreglarse, pero los físicos y de configuración de plantilla no. El baño de realidad de Soria dio paso a la agonía que prolongaba el Alavés --ya a 10 puntos con el golaverage-- en El Arcángel. Y tras lo de ayer, en este Córdoba la agonía ha dado paso a la oscuridad que ha dejado el Alba.

Ficha técnica:

Córdoba CF: Razak; Stankevicius (Xisco, m.46), Bijimine, Héctor Rodas, Abel Moreno; Eddy; Caballero, Markovic (Pineda, m.56), Pedro Ríos, Fidel; y Florin.

Albacete Balompié: Juan Carlos; Antoñito, Pulido, Miguel Núñez, Paredes; Mario Ortiz, Adri Gómez (Víctor Curto, m.65), Samu, Portu, Fede Vico (Jason, m.73); y Jona (Rubén Cruz, m.67).

Goles: 0-1, M.27: Portu. 1-1, M.55: Fidel, de penalti. 2-1, M.63: Florin. 2-2, M.80: Portu. 2-3, M.93: Pulido.

Árbitro: Pablo González Fuertes (Comité Asturiano). Amonestó a los locales Stankevicius, Florin, Pedro Ríos, Xisco, Hécto Rodas y Caballero y a los visitantes Portu, Mario Ortiz, Adri Gómez, Jason, Miguel Núñez y Fede Vico.

Incidencias: Partido de la trigésima tercera jornada de la Liga Adelante disputado en estadio El Arcángel ante 13.202 espectadores. EFE