El abogado y escritor Marcos Santiago vuelve a la posguerra española en su segunda novela, Rivera de primo , título que denota su pretensión a la hora de escribir este libro, que no es otra que "invertir el orden de las cosas", igual que su protagonista, un joven que quiere cambiar el orden establecido en una época que, "particularmente, a mí me duele mucho", subrayó el autor. "El pueblo andaluz sufrió mucho las consecuencias de malas decisiones políticas, irresponsabilidades de la clase gobernante, algo que se evidenció en el hambre que pasaba la gente", señaló Santiago, que, sobre todo, busca con esta y con su anterior novela, Amor de olivo , que este periodo de la historia española "no se olvide nunca".

La acción de la novela se desarrolla en distintas geografías, pero la principal es la zona que rodea al embalse de Iznájar. "Se trata de un pueblo imaginario que quedó sepultado cuando se construyó ese pantano", dice el autor, que añade que hay otros escenarios como Córdoba capital, Sevilla, Inglaterra y Rusia. En cuanto a los personajes, el principal es "un chico de pueblo que consigue ser becado por un investigador inglés para estudiar en Gran Bretaña y, cuando vuelve a su pueblo, en el año 40, observa mucha arbitrariedad política, mucha corrupción y que muy pocos se aprovechan de los escasos recursos que hay".

En este argumento, José Antonio Primo de Rivera está presente porque "el protagonista de la novela es una especie de falangista rojo y, cuando le investigan, le llaman a la operación Rivera de primo porque el personaje es lo contrario de lo que aparenta ser", continuó Santiago, que estuvo muy bien arropado en la presentación de la obra en el Colegio de Abogados por la realizadora Pilar Távora; el presidente de la Audiencia de Provincial, Francisco de Paula Sánchez Zamorano; el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado; el presidente del Ateneo de Córdoba, Antonio Varo; y el periodista Tico Medina, entre otros.

Tras elogiar a Santiago, que también es colaborador de Diario CORDOBA, Medina señaló que "es un libro que tiene dos frescuras, la política y la del propio nombre", y "lo más importante" es que está "muy bien escrito y se sitúa en una geografía muy querida y muy sufrida". Es "una de las historias de esa guerra incivil en la que Santiago aporta los datos de un personaje excepcional, su protagonista", concluyó el periodista.