Los Novísimos llegaron ayer por fin a Cosmopoética y se celebró en la Sala Orive la primera de las cinco mesas redondas programadas para estudiar su obra. Su título, muy interesante, sobre todo para los cordobeses: El influjo de Cántico . Sus participantes, un lujo: Pablo García Baena, Pere Gimferrer y Guillermo Carnero, acompañados de dos presentadores de excepción, el poeta cordobés José Luis Rey y el profesor de la Universidad del País Vasco Juan José Lanz. Y lo que quedó clarísimo en boca de todos es que, además de la relación epistolar de Ricardo Molina y Pere Gimferrer y la larga amistad de Guillermo Carnero y Pablo García Baena, lo que relaciona a ambos grupos poéticos fundamentalmente es el rechazo a la poesía social de la posguerra y su apuesta por la estética, en una línea creativa que se inicia en Góngora y pasa por los poetas de la Generación del 27.

El primero en intervenir, José Luis Rey, señaló el compromiso de resistencia estética de García Baena. A su juicio, la voz del poeta cordobés fue un clamor en el desierto de la poesía social de la posguerra. Rey manifestó que "García Baena abre las puertas del texto para que entre la vida" y que "su poesía es honda y rica como pocas", apuntando que, junto a Góngora, ha dado a Córdoba altura estética y vital.

Juan José Lanz dijo de los Novísimos que removieron el "acartonado panorámica poético" de la época marcado por el socialrealismo, al que intentaban poner fuera de circulación con sus propuestas estéticas. Destacó que aquellos jóvenes poetas han llegado a la jubilación con una buena colección de libros de calidad y también cómo los Novísimos valoraron la reivindicación estética de Cántico.

García Baena dijo que ni Cántico ni él intentaron ser nunca maestros de nadie: "Yo hablaría de afinidades, de un culto a un lenguaje poético que no era el de la realidad de aquellos años". Hizo un recorrido por el grupo tras la desaparición de la revista y de cómo se estableció en Málaga y se relacionó con los jóvenes poetas malagueños y recibió a Guillermo Carnero, que hizo el primer estudio de Cántico en 1976 y al que le unió, dijo, "una mutua amistad agradecida y leal a través de los años". Denominó a los Novísimos generación del lenguaje. "Y qué otro propósito los podía unir más a Cántico que la restauración del lenguaje", concluyó.

Guillermo Carnero fue claro desde el principio: "Estamos aquí para rendir un homenaje de Pablo y, a través de él, a aquel grupo de poetas", y confesó que en 1964 compró Antiguo muchacho . Mostró su rechazo a la poesía de la época, marcada por el realismo, una poesía, dijo, que despreciaba la inteligencia y la capacidad del lector. Acabó admitiendo que García Baena le marcó el camino.

Pere Gimferrer recordó su relación epistolar de dos años con Ricardo Molina y calificó a García Baena, al que no conoció hasta mucho después, aunque leyó su obra, de "poeta decisivo en la historia de la poesía hispánica contemporánea".

En la Sala Orive se celebró también una lectura de Jesús Hilario Tundidor, Kepa Murúa y Antonio Rivero Taravillo y en el Palacio de Viana, un encuentro de Ginés Liébana con periodistas.