En el Valle del Guadiato, dibujando al noroeste la frontera con Extremadura, concretamente con Badajoz, se sitúa el municipio de Los Blázquez. Esta localidad guarda rincones dignos de visita por su belleza o interés histórico. La plaza de la Constitución, la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario, la Cruz de los Caídos o la ermita de San Isidro son solo algunos de esos enclaves que el visitante puede encontrarse en un sereno paseo por el pueblo. Además, Los Blázquez es un lugar de relevancia en lo que al turismo rural se refiere, ya que, entre otras cosas, constituye un refugio para las especies más representativas del ecosistema mediterráneo (peces, anfibios, reptiles, mamíferos y aves), algunas de alto valor ecológico como las grullas.

Para los amantes de la naturaleza, este punto de la provincia ofrece dos rutas interesantes. Por un lado está la Ruta del Río Zújar, que separa Córdoba de Badajoz. Este trazado tiene unos 20 kilómetros de longitud y puede realizarse bien a pie, bien a caballo o en bicicleta. Saliendo del pueblo por el camino de la Fuentecilla, la ruta prevé un alto en la Fuente la Gabia (antiguamente lugar donde se reunían las mujeres de la zona para lavar la ropa), para dirigirse a Monterrubio, camino de Siete Cuchillos, la Laguna del Rayo, Vereón del Rayo, Cerro del Mazantoñal, camino Cerro del Coscojo, cortijo de Fuente Zújar y, finalmente, llegada al río. Además de las magníficas vistas panorámicas, este recorrido ofrece la posibilidad de observar especies como la liebre, el jabalí, el venado o los zorros. En el río Zújar se alberga una pictofauna autóctona --bogas, barbos, carpas, bogardillas-- que a su vez son presas potenciales de la nutria. Respecto a la flora, es importante destacar las dehesas de encinas, jaras, matorral, acebuches, lentiscos, adelfas, álamos, juncos, aneas, etcétera.

La segunda propuesta, que tiene su mejor época en invierno, es la Ruta de las Grullas, nombre que hace mención a la cantidad de grullas que visitan este lugar en los meses invernales para alimentarse en las dehesas de encinas. Dicha ruta, de unos diez kilómetros, se inicia desde el conocido Pozo de las Mulas (antiguamente lugar de encuentro de los agricultores y ganaderos) y acaba en la Esparragosa, pueblo abandonado por sus vecinos debido a un brote de viruela.

Durante el itinerario de esta ruta se dispone de un observatorio de uso público para poder contemplar especies de avifauna como la elegante grulla (joya zoológica de la comarca), las aves acuáticas migratorias (patos, gallinetas, garcillas), la avutarda (especie protegida), las cigüeñas, la paloma torcaz, la codorniz, etcétera. Su flora más destacada son las zonas de cultivo en las que se siembra cebada y trigo, principalmente, y las dehesas donde miles de grullas se establecen durante la estación invernal.