En abril, aunque en la práctica entró en vigor en mayo, el Servicio Andaluz de Salud empezó a financiar para chicos de 4 a 18 años dos nuevos modelos de monitorización de la diabetes tipo 1, el denominado sistema Flash --dispositivo que evita pinchazos a las personas con diabetes--, y la bomba sensor para determinados pacientes con diabetes. Para financiar esta prestación la Junta ha destinado 3,5 millones de euros.

Desde ese momento 237 menores cordobeses y un grupo reducido de pacientes infantiles y adultos que portan una bomba de insulina se están beneficiando de esta prestación que pasó a ser gratuita, en línea con otras regiones del país que también están sufragando esta medida. Según la Consejería de Salud, los pediatras y endocrinos que asisten normalmente a este grupo concreto de pacientes con diabetes son los encargados de recetar estos dos tratamientos, según los criterios acordados por la Junta.

Un gran logro

La presidenta de la asociación de diabéticos de Córdoba (Adicor), Claudia Medina, señala, que «meses atrás parecía impensable que la mayoría de niños con diabetes llevaran insertado en sus brazos un sensor que mide sus glucemias, sin necesidad prácticamente de pinchar sus dedos varias veces al día». Mediante las indicaciones que estos sensores ofrecen se pueden prevenir hipoglucemias (bajadas del nivel de glucosa) y poder realizar correcciones antes de que lleguen las hiperglucemias (subida del nivel de glucosa). «Hasta mayo, que el SAS comenzó a financiar esta prestación tan demandada por las asociaciones y familias de diabéticos, los únicos que usaban estos sensores eran aquellos que los podían pagar de forma privada (con un coste de unos 120 euros mensuales) y también fue aprobado el sensor que va conectado a la bomba de insulina, para determinados pacientes que usan este sistema de infusión de insulina. Este año solo se beneficiarán de la financiación pública de este sistema de bomba sensor un 5% de los usuarios de bomba de insulina», explica Medina.

«Ha sido un gran avance en el tratamiento de la diabetes, pero queda mucho camino por recorrer, ya que de momento la Junta solo financia estos sensores para menores diabéticos de 4 a 18 años, pero la diabetes no se cura con la mayoría de edad. Por otro lado, ¿qué pasa además con los niños que usan otra marca de sensores a la pagada por la administración sanitaria o a todos los que emplean sistemas de monitorización que van conectados a la bomba de insulina?», se pregunta la presidenta de Adicor.

Claudia Medina destaca que «somos conscientes del gran gasto público que conlleva financiar estos sensores, pero si pensamos en los costes que suponen las complicaciones derivadas de la diabetes y del mal control de esta enfermedad, la Consejería de Salud gana seguro invirtiendo en el presente, porque el abordaje de esas complicaciones también es un gasto y además deteriora la calidad de vida».

«Por eso, desde Adicor demandamos que la financiación de los sensores se vaya ampliando a edades mayores y a otro tipo de marcas, con el mensaje «la diabetes no se cura a los 18». Los adultos con diabetes también necesitan controlar su nivel de glucosa en sangre para evitar consecuencias negativas, como puedan ser enfermedades del corazón y circulatorias, afectación de las extremidades inferiores, daño renal, visual, complicaciones en el embarazo, entre otras», añade Medina.

Discriminación laboral

Por otra parte, la presidenta de los diabéticos de Córdoba indica que su asociación está recogiendo firmas junto a la federación española de diabéticos (FEDE) y más de 150 colectivos en todo el país, para reclamar al Gobierno central que actualice con criterios más apropiados los cuadros de exclusiones médicas para personas diabéticas que aspiran a ingresar en las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado, bajo el lema «Stop a la discriminación laboral por diabetes».

«No es lógico que una persona que ejerce un puesto de empleo público pueda seguir realizando este trabajo si le diagnostican diabetes después de ser contratada, pero un diabético no puede optar a este mismo empleo porque su diagnóstico previo le impide presentarse a esa plaza debido a unas directrices no actualizadas desde 1988 y que no recogen los avances tecnológicos que han mejorado la calidad de vida y el control de esta enfermedad», añade la presidenta de los diabéticos.