La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune sistémica que afecta a un 0,5% de la población española, lo que en el caso de Córdoba equivale a unos 4.000 enfermos, más mujeres que hombres, ya que de cada 4 casos, 3 afectan al sexo femenino y uno al masculino. El número de cordobeses con artritis está aumentando, pero no porque haya más casos sino debido a que el diagnóstico precoz ha mejorado mucho, lo que permite ralentizar la patología. Por otro lado, como consecuencia de la mayor esperanza de vida, existe un creciente número de personas que convive con la enfermedad durante más tiempo. «En la etapa de máxima actividad laboral es cuando se registran más casos de artritis reumatoide, entre los 30 y los 50 años», apuntó Miguel Ángel Caracuel, reumatólogo del hospital Reina Sofía.

Con motivo del día nacional de esta dolencia, la Asociación Cordobesa de Artritis (Acoare) instaló ayer mesas informativas en el Reina Sofía y en el centro de especialidades Carlos Castilla del Pino, donde reclamó que se implante un protocolo en las urgencias de los centros sanitarios, específico para pacientes con artritis y otras enfermedades reumáticas, para que en el historial informatizado del usuario conste este dato, ya que son enfermos que toman medicamentos inmunosupresores.

Miguel Ángel Caracuel explicó que la artritis reumatoide es la patología inflamatoria articular que produce un índice más alto de discapacidad y que, junto al resto de problemas reumáticos, constituye el segundo motivo de incapacidad laboral, detrás de las patologías cardiovasculares.

Acerca de los tratamientos, Caracuel resaltó que la aplicación de terapias biológicas y el seguimiento personalizado de los enfermos ha permitido que la evolución y calidad de vida de los pacientes haya mejorado de forma significativa en los últimos años. «La artritis es una enfermedad crónica, como la diabetes, sin cura. Pero con las terapias biológicas actuales, y dentro de las mismas, con nuevos medicamentos que ya estamos empleando en el Reina Sofía y que se administran por vía oral y no intravenosa o subcutánea, estamos controlando mejor los síntomas de la enfermedad porque estas moléculas se dirigen a la base inmunológica de la artritis», añadió. Por otro lado, este reumatólogo recalcó que el siguiente paso es ir hacia la remisión de los síntomas y lograr un diagnóstico molecular específico para cada paciente.