Año 2006. El Colegio de Arquitectos de Córdoba contabilizó 10.252 visados de viviendas, es decir, proyectos a los que sus colegiados daban el visto bueno y que se traducían en los pisos que se iban a construir en los dos años siguientes. Los ejercicios 1968, 2003, 2004 y 2005 habían sido muy buenos también, con proyectos para 9.487 pisos, 8.666, 8.747 y 9.415, respectivamente, lo que denotaba la intensa actividad que tenían los arquitectos solo en el sector residencial. Diez años después, en el 2016, la cifra cayó a 789 visados, un 92% menos. Y no fue la más baja de los años de crisis, ya que durante el 2012, 2013 y 2015 hubo menos aún (702, 347 y 780, respectivamente). Aunque ya hay bastantes indicadores de mejoría, en lo que va de año la situación ha variado poco. De hecho, entre enero y septiembre del 2017 los arquitectos autorizaron solo 492 proyectos, casi veinte veces menos que en el año del boom, cuando visaron en ese mismo periodo 9.428, es decir, que todavía hoy en el sector residencial se encuentran solo con el 5% del trabajo que tenían antes. Pero si el panorama es desalentador en proyectos de viviendas, no lo es menos en los de obra pública.

Año 2006. Las administraciones licitaron obras por valor de 505,6 millones en Córdoba. Diez años después, en el 2016, solo hubo iniciativas en concurso por 70 millones, lo que indica que se redujo un 86% la obra pública. Aunque en lo que va de año la licitación de obras promovidas por las administraciones ha mejorado, los concursos impulsados hasta agosto por valor de 91,8 millones distan mucho de los 386,4 millones del 2006 hasta el mismo mes. Todo se ha traducido en una caída de la actividad del 76%. A esto se suma la disminución de la tramitación de planes urbanísticos.

Ante este panorama, los arquitectos han tenido que plantar cara a la crisis y a esa drástica reducción del trabajo, que ha llegado a caer hasta un 95% en el peor momento y cuyo descenso medio se sitúa hoy en el 85%. Según datos del Colegio de Arquitectos de Córdoba, en la provincia hay más de 700 profesionales, de los que más de 520 están colegiados, que se han visto obligados a buscar alternativas para subsistir.

SIN GRANDES PROYECTOS / En tiempos en los que los grandes proyectos brillan por su ausencia, unos arquitectos han tenido que salir al extranjero a probar suerte. Otros han decidido especializarse en algo que les permita diferenciarse de los demás. Muchos han tenido que intentar sacar provecho de la obligatoriedad de los informes de eficiencia energética para las viviendas en venta y alquiler. Hay quien se ha centrado en autopromociones de viviendas, fórmula que prolifera en tiempos de crisis, y en rehabilitaciones, que han sido menos de las deseadas, al igual que las revisiones de edificios o las obras en parcelaciones ilegales. Otros, simplemente, han decidido dedicarse a otras tareas que nada tienen que ver con su profesión. A los que han seguido en ella, la escasez de trabajo les ha obligado a agudizar el ingenio.

Uno de los arquitectos que decidió dejar Córdoba y buscar trabajo en otros países es Luis García de Viguera, que ha vuelto y asegura que «se están recuperando proyectos antiguos». Durante estos años, añade, «la profesión ha cambiado mucho, son otras las reglas de juego», ya que «han desaparecido los promotores y hay bancos con mucho suelo, que dan a fondos, autopromociones o cooperativas». «A nivel de encargo de proyectos, la cosa se complica», señala.

«No se dónde va a llegar esto», asegura el decano del Colegio de Arquitectos, Felipe Romero, que no termina de ver mejoría. La situación se ha visto agravada por la proliferación de escuelas de arquitectura, que han pasado de tres a 34, por lo que cree que «por mucho trabajo que haya, hay quienes no van a encontrarlo en su vida». Muchos arquitectos ni siquiera se colegian ya.