El arte de la pluma literaria brilló con esplendor en la segunda sesión de semifinales. Abrió cortinas la chirigota Yo tengo el poder, quien interpretó dos pasodobles críticos: el primero, hacia la emigración masivas de jóvenes españoles con talento, y el segundo sobre la rivalidad latente entre los aficionados al carnaval y a la Semana Santa. Le siguió la primera de las tres comparsas de la noche. Piedra Escrita de Miguel Amate mostró planta en las tablas del Gran Teatro y brindó dos pasodobles de bella factura sobre su compañero Manuel, que actualmente está en Cádiz, y otro hacia el amor.

La chirigota de Fae y Albaceteño Si se me cruzan los cables te reviento combinó su punto crítico de los pasodobles, como el segundo sobre ese conflicto entre las dos fiestas más reconocidas de la ciudad, y el humor de sus cuplés y cuartetas de popurrí para sacar la sonrisa del respetable. El ecuador de la función corrió a cargo de la chirigota aguilarense Estamos en la onda, que retransmitió a través de las emisoras radiofónicas su devoción hacia la religión de don Carnal.

La segunda parte de la función comenzó con la comparsa de Julio Horcas, Marcos Monje y Suso El comedor. Una actuación llena de crítica social y un impulso de ánimo para no decaer en los intentos de conseguir los sueños de una vida mejor. Sus dos pasodobles hicieron referencia al calificativo de la Mezquita como Catedral por parte de la Iglesia, a la que señalaron como responsable de querer olvidar la historia califal. En cambio, su segundo fue una reivindicación del buen aficionado al carnaval y dejar a un lado todos los tópicos negativos asociados a la fiesta. Le siguió la conocida chirigota de Los Papas, que también hicieron referencia a la polémica sobre la Mezquita, pero también a la problemática de los desahucios y la actitud de los bancos ante ello.

La penúltima actuación de la noche fue reservada para la comparsa de José Vacas Los anfitriones, que brindaron un emotivo homenaje hacia Rosariol, mujer que siempre depositaba claveles en cada actuación y para la que reivindicaron una calle en su nombre. Unos versos hilados que mostraron su belleza y que le público ovacionó. Su segundo, hacia el alzheimer en otra bella historia sobre un hombre, que lleva medio siglo casado con su mujer, pero "con la que juega todos los días a casarse" en el mismo banco. El cierre lo puso el espectáculo musical de la chirigota de Almodóvar del Río En un país multicolor, cuyo ritmo de samba brasileña caldeó el ambiente, aunque también interpretó dos pasodobles tragicómicos sobre los jóvenes que se marchan en búsqueda de un futuro mejor y una defensa en favor de Andalucía.