Han pasado cuatro años aunque en la mente de algunos cuidadores el recuerdo de aquel día esté tan fresco como si hubiera ocurrido ayer. Después de un primer intento fallido en el que la Unesco dio al traste con las ilusiones de Córdoba de conseguir el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para la Fiesta de los Patios, por un dossier que resultó tener muchas carencias, las asociaciones de patios, el Ayuntamiento, Diario CÓRDOBA y la ciudad entera, que por entonces seguía movilizada por la candidatura de la capitalidad cultural, se lo jugaron todo a una carta y ganaron.

La propia Unesco subrayó tras aprobar la designación la labor de los vecinos en la inscripción de la fiesta e incluso sorprendió que los cuidadores no tomaran la palabra en los agradecimientos ante el comité. Mientras en París las autoridades y los representantes sociales presentes en el anuncio oficial celebraban el reconocimiento con amplias sonrisas, en Córdoba todo estaba preparado para la fiesta. El patio municipal Rey Heredia fue escenario de la euforia desatada de los cuidadores, que celebraron el título como un regalo. Algunos de los propietarios de patios abrieron incluso las puertas de sus casas, pese a que aquello tenía lugar en pleno mes de diciembre.

La Unesco alertó al Ayuntamiento y a los propietarios del peligro de explotación de la fiesta, un riesgo que «suele darse cuando los beneficios generados por el turismo se convierten en objetivos en sí mismos y actúan en detrimento de su práctica en un contexto comunitario». Prevenir ese peligro sigue siendo la prioridad de los cuidadores, que a raíz de la declaración de la Unesco vieron cómo el número de turistas se multiplicaba en mayo. Las largas colas llevaron a crear una plataforma con la que controlar el acceso, que no acabó de convencer a las partes, iniciativa retirada este año por el nuevo gobierno local, que tampoco ha sabido dar respuesta a la distribución ordenada de los visitantes. La reflexión sobre el modelo de patios que anunció la alcaldesa sigue pendiente. Ya veremos qué pasa en mayo.