La primera sesión de la declaración de Luis Bárcenas en el caso Gürtel se caracterizó ayer por el perfil bajo adoptado por el exgerente y extesorero del PP, más preocupado en atacar al jefe de la trama, Francisco Correa, y en exculparse a sí mismo que en tirar de la manta contra los dirigentes del partido para el que trabajó tantos años. Se dice que desde que Bárcenas se retiró del caso de la destrucción de ordenadores del PP existe un pacto de no agresión entre el extesorero y su partido. A juzgar por su declaración, crece la sospecha de que tal pacto existe. Aun así, Bárcenas no pudo evitar reconocer que el PP tenía una caja b, aunque, en un alarde de creatividad lingüística, la llamó «contabilidad extracontable». Bárcenas fue creativo también en otras muchas respuestas al interrogatorio de la fiscalía, con el objetivo de no aceptar ninguna responsabilidad penal. Por ejemplo, cuando dijo que para qué iban a pagar los empresarios al gerente del PP si ya disponían del palco del Bernabéu. Se preocupó también de que las aportaciones empresariales no puedan considerarse cohechos, y situó a Rajoy como el que cortó la trama Gürtel.