La tragedia de esta crisis lejos de acabar con el movimiento vecinal (muchos auguraban que se desplomarían sin ayudas oficiales) está haciendo que en muchas ocasiones las AV se 'pongan las pilas'. Hay quien decía los últimos años, con cierta mala uva, que las AAVV ya no se diferenciaban de una peña y que pensaban más en el perol dominical que en el barrio. Pues bien, la solidaridad que se está demostrando está acabando con el tópico y recargando de fuerza moral al movimiento vecinal.