El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha contestado, a través de una larga carta, al padre encerrado en la iglesia de Zuheros, en la que destaca que "las familias conocían perfectamente la intención de sus respectivas hijas desde hace tiempo y por eso en algunos momentos han hecho todo lo posible por impedirlo". El prelado, que se extiende en la figura de sor Angela de la Cruz, orden en la que han ingresado las dos jóvenes, señala que "llevaban varios años planteándose esta posible vocación, que han discernido en contacto con las superioras de esta congregación religiosa en Córdoba y en Sevilla" y que estas últimas las han considerado aptas para el postulantado.

Carmen y Felisa, que así se llaman las jóvenes, "han procurado evitar el enfrentamiento con sus padres, pero llegada la mayoría de edad han decidido libremente ingresar en la compañía de las Hermanas de la Cruz" y que "aparece una oposición frontal por parte de los padres a esta libre decisión de sus hijas y es de agradecer la ayuda por parte de los sacerdotes y de varios fieles de la comunidad cristiana a una vocación de este tipo".

Continúa el escrito señalando que "es de suponer que si los padres hubieran apoyado y acompañado a sus hijas, respetando su libre decisión, estas buenas hijas no hubieran tenido que marchar sin despedirse de sus padres. Con todo, los padres han tenido ocasión de verlas en el convento después de su marcha, y, al ser visitadas, se han reafirmado libremente en su vocación".

EL CORPUS En otro momento de la carta el obispo reprocha que "a partir del ingreso de estas dos jóvenes en la compañía" se han sucedido una serie de hechos en Zuheros "que atentan contra la Iglesia católica, sus ministros, sus cultos, su libertad religiosa y contra toda persona que apoye esta libre decisión". Asegura Fernández que "en la procesión del Corpus hubo insultos contra el párroco que portaba el Santísimo Sacramento" y que el pasado junio se intentó boicotear una visita pastoral a esa localidad.

"Va contra el más elemental respeto a la libertad de las personas hacer comunicados o montar manifestaciones que reclamen la vuelta de una joven religiosa a su casa, como si hubiera cometido un delito", añade el obispo. Las muchachas "gozan de buena salud, están felices en su nuevo estado de vida, están seguras en su vocación, y ofrecen sus sacrificios por la paz en sus familias y en su pueblo".

Por último, espera "del sentido común y del espíritu cristiano de los zuhereños que para restablecer la paz en Zuheros acepten la libre decisión de estas dos jóvenes, dejen de hacer manifestaciones públicas que deterioran la comunión eclesial".