El último año ha sido especialmente duro para la provincia de Córdoba en lo que a lluvias se refiere, pues han sido varios los episodios registrados que han dejado no solo daños de enorme cuantía sino varias vidas humanas, de las que la última recibió ayer sepultura en Cañete de las Torres.

El primero de estos dolorosos episodios se dio el pasado 16 agosto del año 2010, cuando unas violentas tormentas se cebaron con las localidades de Aguilar de la Frontera y Bujalance, donde se registraron dos personas fallecidas en la primera de estas localidades y una más en la segunda. Durante varias horas el agua cayó de manera inmisericorde sembrando de desolación ambos rincones de la provincia.

En diciembre, nuevamente Aguilar vuelve a ser objeto de lluvias torrenciales que volvieron a inundar no pocos lugares de la localidad. En este caso el fenómeno atmosférico adverso se generalizó por toda la provincia y sufrieron sus consecuencias localidades como Santaella, Lucena, Los Pedroches o el Guadiato, donde se dieron inundaciones y daños en infraestructuras y carreteras. También se dieron episodios de calles anegadas y problemas con la crecida del río en las parcelaciones de Córdoba cercanas al Guadalquivir.

El siguiente de estos episodios se dio el pasado mes de abril, coincidiendo con la celebración de la Semana Santa, y de nuevo tuvo como principal damnificada a la localidad de Aguilar de la Frontera, donde el agua caída originó algunas inundaciones en casas de la zona baja del municipio y en algunas calles en las que estaban llevándose a cabo unas obras de canalización para evitar precisamente nuevos problemas de inundaciones.

Los daños causados por estas lluvias han obligado a administraciones como la Diputación o la Junta a habilitar fondos extraordinarios para intentar paliarlos.