Tan en serio se quiso tomar el alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto, la hora de inicio del día de reflexión ante las elecciones municipales de mañana, que, para no participar en ningún acto, ni siquiera fue él quien pulsó el botón que encendía el alumbrado de la Feria, que a medianoche se puso en marcha oficialmente. Este año, el honor le ha correspondido al Coro de la Paz y la Esperanza, cuyos integrantes vieron cómo se convertían en anfitriones de una ceremonia que tradicionalmente y en todos los lugares del mapa corresponde al primer edil de la ciudad. Así, los integrantes del grupo musical dotaron al momento de una colorista singularidad.

No quiere eso decir que no estuvieran Nieto, sus concejales y sus candidatos en la Feria, que lo estaban, y desde un buen rato antes, ya que a las 22.00 horas el alcalde sí que ejerció de anfitrión en la recepción que el Ayuntamiento ofreció en la Caseta Municipal a todos los colectivos de la ciudad y aprovechó para agradecer a todos, oposición incluida, su trabajo leal por el bien de la ciudad. Después, el coro dio luz a la portada y a todo el recinto de El Arenal para abrir la Feria mientras que miembros de la Acampada Dignidad y un grupo de trabajadores del alumbrado público protestaban ante la caseta municipal y reprochaban a Nieto que no diera la cara en el momento para escuchar sus quejas.

Una vez iluminado El Arenal, todos los cordobeses alcanzaron el más alto grado de consenso posible, en vísperas de una convocatoria electoral, en el sentido de hacer un esfuerzo para olvidarse por unas horas de mítines, carteles, promesas y compromisos y consagrarse a pleno rendimiento a la diversión. Además, en un día en el que no caben los mensajes políticos, por tratarse de la jornada de reflexión, qué mejor lugar para pensar detenidamente que una feria, donde, aunque se reflexione en voz alta, nadie será capaz de descubrirle la intención de voto que manifieste. Desde anoche, la unanimidad era total en torno al fino, el rebujito, los mojitos y los combinados en perfecta coalición con la tortilla, el salmorejo, los flamenquines, los pimientos o los mariscos, amenizado todo ello con la música, también para todos los gustos.

Desde anoche, las 723.000 bombillas que iluminan El Arenal marcan el itinerario de cordobeses y foráneos que se pierden entre las 93 casetas que abrieron sus puertas para mostrar sus excelencias culinarias y sus variados ambientes a todo el que tenga a bien acercarse hasta la feria con Córdoba pone fin al más bullicioso y popular de todos sus meses: el mayo festivo.

Pero aunque se cuenten por cientos de miles las personas que acudan al recinto a disfrutar durante esta próxima semana, no serán pocas las que lo hagan para velar por que todo funcione a pedir de boca. Entre ellos, 900 policías locales, 400 empleados de Aucorsa, 95 de Sadeco y 80 voluntarios de Cruz Roja, solo por citar algunos, sin olvidar el incalculable número de personas que en cada una de las casetas atienden a los visitantes.

Con el alumbrado, el otro gran aliciente de la noche fue el espectáculo multimedia en el que los efectos especiales acompañados con música de Vicente Amigo, junto con la ya tradicional sesión de fuegos artificiales, consiguieron congregar, como suele pasar cada año, a miles de cordobeses en los alrededores del recinto ferial y las zonas de encuentro, para mirar cómo se llenaba de color y artificios el cielo cordobés. Una vez concluido, El Arenal empezó a recibir en tromba a los primeros visitantes, aunque también hubo quien prefirió volver a casa porque la semana que hoy empieza será larga y hay que reservar fuerzas para superarla con éxito.