Alrededor de un 7% de los acogimientos familiares los realizan mujeres solteras. Ana Franco es una de ellas. Joven psicóloga especializada en la atención a menores, decidió hace un año "rescatar" de un centro a un niña y acogerla en casa. Su niña (M.) tiene ahora casi 14 años. "La gente prefiere acoger a niños pequeños porque han vivido menos y esperan que den menos problemas", explica Ana, que decidió quedarse con M. pensando más en la menor que en ella misma. "La adolescencia es una etapa muy complicada, en la que nos salen todos los fantasmas y vivirla en un centro de menores puede ser nefasto, así que pensé que podía hacer algo bueno sacándola de allí". La niña de Ana tiene cinco hermanos con los que mantiene contacto habitual. "A mí me da la vida ver la sonrisa que se le pone cuando habla por teléfono con ellos o con su abuela, si ella es feliz, yo también soy feliz". El tiempo que llevan conviviendo juntas, no ha sido un camino de rosas. "Esto es como tener un hijo, aunque no sea tuyo, tienes que asumir lo bueno y lo malo de él, enseñarle ciertas normas e intentar ponerte siempre en su lugar, darle mucho cariño y hacer que se sienta especial para que las cosas vayan cada vez mejor". Después de un año, Ana se ha convertido en algo parecido a la hermana mayor de M. "Mi niña es fantástica, tiene un corazón muy grande y una capacidad de empatía enorme", asegura orgullosa.

Para realizar un acogimiento familiar, sea permanente como en este caso o no, se exige superar antes un test de idoneidad similar al que se realiza antes de una adopción. "Además de valorar que eres una persona psicológicamente normal, comprueban que económicamente puedes afrontarlo (la familia de acogida asume todos los gastos del menor), que tienes tiempo para pasarlo con él, estudian que lo haces de forma desinteresada y que estás comprometido y no vas a cambiar de opinión a la primera dificultad".

En el día a día, Ana tiene el apoyo de su familia ("para mi madre, M. es como una nieta") y la del equipo de evaluación y seguimiento de la Junta, "que interviene y me asesora si hay alguna dificultad", explica. De ahí que, hasta el momento, "nunca me he sentido sola".