Desde que el PGOU se aprobó, el sistema de compensación era el modelo utilizado. Su principal traba, la presentación de un aval en mitad del proceso, se solventó cuando la anterior Corporación abrió el camino a otro tipo de garantías, que el actual equipo de gobierno mantiene. Sin embargo, tras las elecciones municipales se abrió la puerta al sistema de cooperación, demandado por unos colectivos y criticado por otros. La mancomunidad de juntas de compensación Alamiriya, por ejemplo, tiene clara la viabilidad de la compensación.

La federación de asociaciones de vecinos Al--Zahara, considera que cada urbanización debe marcar sus propias pautas y decidir qué sistema le conviene. Su vicepresidente, Emilio Góngora, que reconoce que hay un problema social de fondo, es partidario de mantener reuniones con la Gerencia de Urbanismo y buscar fórmulas para reducir el impacto económico de las obras, como urbanizar por fases.

Las aportaciones económicas aumentan cuando llega la fase de reparcelación y, después, con la urbanización. Desde la aprobación del PGOU, ninguna parcelación ha completado el largo camino de exigencias burocráticas y económicas para su legalización ni iniciado obras. El parón ha sido mayor desde que empezó la crisis en el 2008. En febrero del 2011 había 46 parcelaciones en vías de regularización. Ahora, algunas como Barquera Norte, Alamillo y Cuevas de Altázar trabajan en otras fórmulas distintas al aval. Barquera Norte ha abierto el concurso de obras.