Entre la primera y la última fotografía del viernes 2 de noviembre del 2018 hay 104 kilómetros. 6 horas y 34 minutos encima de la bicicleta.

Foto 1: Nada más salir de Velefique, último vistazo de Vicente y Jose, en la lejanía. Me equivoco de camino y hago ocho kilómetros de más.

Foto 2: Senés, llego a una plaza que estaba buscando porque hace ocho años estuve aquí y había una niña dando vueltas en una bici. Esta vez no hay niña, sino cuatro niños comiendo granadas. En el pueblo solo viven tres (el otro ha venido de puente desde Almería).

Foto 3: Alcudia de Monteagud: Me paro con Antonio y se me olvida comer. Antonio es pintor y está pensando si volverse a Barcelona o quedarse aquí.

Foto 4: Albánchez. Debería comer, pero no tengo ganas de buscar. Hago un puerto de siete kilómetros con el estómago vacío.

Foto 5: Los Molinas. Me encuentro a una mujer, Elisa. Le pregunto:

- ¿Hay bar?

- No, ¿qué necesitas?

- Lo que sea de comer

- Sube a casa.

El pueblo se llama así porque todos los que viven son de la familia Molinas. Pero los hijos de Elisa detestan venir porque no hay wifi. Al mayor, de 21 años, lo da por perdido; el mediano sube a la finca de un amigo a buscar cobertura. Su hija pequeña es la única que se divierte en el pueblo, pero no quiere salir en la foto porque es muy tímida, así que se la hago mientras está corriendo, pero no sale muy bien. Elisa me enseña su colegio, abandonado, la carretera donde hacían rallys, los huertos de su padre y antes de irme me da un plátano. La niña me trae una manzana.

6. Arboleas: Es un pueblo invadido por ingleses; Ángel se frota las manos porque no para de hacer dinero en su hotel-restaurante, el Azabache. Su hijo, Diego, anda con una buena depresión porque ha tenido que dejar la bici para centrarse en 4º de ADE.

- Pienso todos los días en la bici. Tuve que desmontarla para no cogerla más. Solía hacer diez mil kilómetros al año y este llevo cero.

- ¿Y por qué no la coges al menos un día?

- Porque me engancharía, y querría dos.

Termino la sopa, voy a subir a la habitación, cuando Ángel me pregunta si tengo tapones.

- No, ¿por qué?

- Hay una fiesta de los ingleses.

Pido una cerveza.

Camino entre Velefique y Senés. Foto: JOSÉ JUAN LUQUE