Luis Celorio es un artista nacido en Madrid, lugar donde pasó su infancia y posteriormente estudió Bellas Artes. Tiene sangre cordobesa por su parte materna y fue en Córdoba donde afianzó su carrera profesional. Desde que se asentó en la ciudad trabajó en temas de comunicación con el Ayuntamiento, desarrollando temas de cultura, deportes, e hizo material audivisual y hasta anuncios de prensa. Sin dejar a un lado su lado como pintor, ya que a su vez realizaba exposiciones de pintura, en la provincia y sus alrededores. Su versatilidad lo llevó a descubrir un impresionante talento como escultor, sus obras más reconocidas son dos que reposan en la ciudad. Una de sus obras es el banco pez, llamado Jonás, ubicado a orillas del Río Gualdalquivir, cerca del Puente Romano, y a pocos metros se encuentra su otra pieza en la que homenajea a García Lorca, se trata de una cola de pez con un libro o atril, que contiene un hermoso poema de Lorca. Siempre ha estado involucrado en temas de comunicación, fusionando con el diseño industrial, mobiliario y de señalización vial.

Desde muy pequeño tenía como afición gastarse el dinero que sus padres le daban para el domingo en objetos etnográficos que compraba en el Rastro de Madrid, disfrutaba haciendo esto sin saber el porqué, fue entonces cuando sin darse cuenta ya tenía mucho material acumulado, y el deseo de crear un museo empezó a ser latente para un futuro. Pero la idea realmente decide llevarla a cabo cuando descubre que tenía importantes restos arqueológicos vinculados al tema del agua, y así es cuando decide poner en marcha el proyecto.

CUATRO AÑOS DE INVESTIGACIÓN

El museo Casa del Agua se encuentra en pleno casco histórico de Córdoba, una zona que es Patrimonio de la Humanidad. Es un referente museístico y divulgativo sobre la cultura del agua, que a su vez quiere ser un elemento de reflexión sobre la explotación de este recurso, y crear conciencia de este para las futuras generaciones. Un objetivo que realmente llama mucho la atención, sobre todo por la alerta climática mundial que hay hoy en día, en donde realmente estamos en el momento crucial de hacer llegar el mensaje sobre el cuidado de las fuentes naturales, y esto sería una excelente idea creativa de conciencización. De tal modo, invita a indagar un poco más sobre este hermoso proyecto y visitarlo.

Para el turista es fácil llegar desde la Mezquita. Desde allí se tarda solo 8 minutos andando hasta la Calle Portillo 6 y 8, es la misma distancia que hay desde la Plaza de la Tendillas. La opción por bus hasta este sitio desde la Estación de Renfe y Autobuses son las líneas 3 y 4.

Al estar frente a la portada del sitio, deslumbra incluso antes de entrar, ya que su apariencia conserva un estilo antiguo peculiar. Al indagar más sobre el sitio en el que reposa esta inigualable obra, se desconoce con exactitud su año de construcción ya que son modelos urbanos de transición absoluta, pero posee detalles que pueden responder a que sea una construcción del siglo 17. Lo que permite hablar con certeza su paso por la historia del Imperio Romano, en su día la ubicación era estratégica, porque une la Medina con la Axerquía, un sitio de alta atención arqueológica. Desde que la

casa en ruinas pasó a manos del artista fue siendo restaurada, aunque cuenta el Celorio que estructuralmente hablando estaba con pocas modificaciones, lo que le permitió devolver a su sitio original a aquellos cambios que le habían hecho anteriormente. El artista señala que «posiblemente la casa está casi como una foto fija del siglo de su construcción».

LA MAGIA ESTÁ EN SU INTERIOR

Al entrar, es el anfitrión quien recibe a los visitantes, y se trata del mismo creador del proyecto. Luis Celorio. Desde el primer momento, el creador del espacio tiene una forma especial de explicar la historia y fundación del sitio, tanto que te envuelve en su relato, y de inmediato sientes el deseo de conocer más sobre los restos arqueológicos. Casi sin darte cuenta, a pocos metros de la entrada, mientras escuchas a Luis, los pies se encuentran sobre uno de los restos, y sorprende saber que el visitante se encuentra sobre lo que solía ser una antigua calle romana, con un gigantesco muro de la época.

El proyecto museístico cuenta con cinco salas consecutivas que se relacionan con la temática desde sus inicios, adicionalmente dispone de mucha información gráfica y audiovisual que ayudan a entender muchísimo mejor la historia de lo que se visita.

La primera sala ilustra la manera en la que la ciudad se abastecía desde la transición de la ciudad de Colonia Patricia hasta cuando llegó a ser Califato Andalusí, también sobre los métodos tradicionales de consumirla, técnicas de riego y la creación del sistema de repartos de agua hasta llegar al suministro actual.

La segunda sala llama mucho la atención de entrada porque predomina el color blanco, lo que da una sensación de pureza y claridad. La respuesta es que estábamos abordando el concepto de la higiene según las diferentes culturas o religiones y el uso habitual del agua. En esta sala se exponen diversas piezas de céramicas, y cuenta cómo muchas de estas eran usadas en la vida cotidiana, desde el concepto de cuarto de baño de la época hasta la invensión de utensilios portátiles para transportar el agua y su manera de conservación.

Con un discurso en el que cuenta datos curiosos e impactantes de la época pero que explican el origen de muchos utensilios que tenemos hoy en día.

HOMENAJE A LAS FUENTES PÚBLICAS DE CÓRDOBA

Seguidamente, al salir de la sala damos con el siguiente espacio o pasillo, donde se encuentra una fuente recreada que describe las principales fuentes del siglo XVI al XVIII. Allí cuenta cómo eran utilizadas y su importancia en la ciudad en el momento. A pocos metros está la sala 4, la que habla sobre los oficios del agua como lavanderas y aguadores, los recursos que estos usaban para desempeñar su labor, y las primeras invenciones. También expone cómo se recolectaba el agua en tiempos de lluvia desde los tejados y el sistema de almacenaje.

La ultima sala resalta a Córdoba como patrimonio mundial de la humanidad, relata un poco sobre la variedad cultural, el modelo de vivienda en el casco histórico, los cuidados de limpieza de las casas con el uso del agua, y el mantenimiento de los emblemáticos jardines cordobeses.

Sin duda alguna considero que este proyecto brinda un espacio ideal para el aprendizaje, se sale del concepto habitual de museo, ya que puedes interactuar con las piezas e incluso tocarlas. Pienso que es una de las visitas claves para turistas y residentes, ya que permite entender más a fondo sobre la historia de la antigua Córdoba, y más teniendo la oportunidad de escucharla de la voz del autor de este proyecto, quien lo hace espontáneamente sin seguir un guión.

La visita guiada tiene una duración aproximada de 75 minutos, no tiene costo alguno para los niños hasta los 8 años, hasta los 16 tiene un precio de 3 euros y la general es de 5 euros. Se trata, sin duda, de una inversión para ilustrarse sobre esta temática tan importante y que en cierto modo enriquece en el recorrido histórico que ha trascurrido la ciudad hasta el dia hoy en cuanto al ámbito fluvial.