Ahí están en la Cruz de Las Tendillas, felices como perdices. Y eso que los que andan en la barra no pueden doblar el codo para acercarse la copa a la boca, que quizá muchos no pueden imaginar un martirio mayor en el festivo mes de mayo cordobés que la condena de tener una cerveza en la mano y no alcanzar a llevérsela a la boca. Pero es lo que tiene ser un playmobil, antiguamente en España un click de Famóbil; en Alemania, donde nació el muñeco, un klicky. Y en más de un centenar de países del mundo, desde su diseño en 1971 y fabricación en 1974, popularmente, un click.

Pero más allá de lo imposible, lo de empinar el codo, el trabajo de Elena Bobadilla y Rafael Casana, dos grandes aficionados que han reproducido la plaza de Las Tendillas con la cruz oficial del Ayuntamiento, es toda una entrañable obra de arte.

Sin faltar detalle

No es la primera vez que colaboran con la tienda Juguettos, en la avenida de La Viñuela 10, pero en esta ocasión se han superado al recrear con los clicks en algo más de un metro cuadrado una escena en la que no falta detalle: la estatua del Gran Capitán, la minuciosa cruz, los parroquianos de la barra (no hay barra en la original de Las Tendillas, pero, cualquier cruz se identificaría en ella), los urinarios en un extremo (con el de los hombres dejando la puerta medio abierta y el de las mujeres con la típica amiga cerrando la puerta y sosteniéndole el bolso desde fuera) o el autobús turístico que reproduce todos los anuncios exteriores del original y bajando de él turistas orientales, las palomas que acuden a picotear migas..

Incluso puede verse en uno de los bancos de la plaza una pareja de mayores, con el hombre leyendo Diario CÓRDOBA. Por cierto, en un trabajo de miniaturización magnífico las páginas interiores que lee el click corresponde a este mismo suplemento ZOCO. Mientras en el otro extremo el repartidor de cerveza llega con dos barriles a la barra, los espectadores en sillas admiran el cuadro flamenco que baila frente a la cruz, los compañeros de tareas informativas de PTV grabando el espectáculo... Lo dicho, ni un detalle falta. Y una anécdota: en primer término, discretamente, están los autores, Elena y Rafael, con sendas reproducciones.

Ciencia y coleccionismo

Pero detrás de esta muestra en Córdoba se encuentra mucho más. Es la punta del iceberg de un movimiento revival que incluso psicólogos, sociólogos y antropólogos estudian como ejemplo de los mecanismos que el individuo y la sociedad tienen para aferrarse a otros tiempos que les proporcionaban mucha más seguridad que los tumultuosos y cambiantes años actuales.

Aunque, claro, todo ese valor añadido tiene su precio. Así, el coleccionismo en torno a cómics y juguetes de marcas y épocas determinadas se ha disparado, llegando incluso a sustituir al rey en este campo, la filatelia, de capa caída especialmente en España tras escándalos que arruinaron a decenas de miles de inversores en sellos. Todo ello mientras que, como recuerda Isabel Gómez, de la tienda Juguettos, «los playmobil que más se cotizan son los descatalogados o los customizados, por ejemplo, ese click de la estatua del Gran Capitán en Las Tendillas… es una obra de arte», dice señalando al centro del montaje de su tienda, sin atreverse a decir una cifra.

Y no exagera Isabel. En ebay se han visto piezas subastadas en los últimos meses con un precio de salida de infarto, como un indio en su caja original, uno de los primeros fabricados y por supuesto descatalogados, que se vendía ya en el 2017 por 2.249 euros. Las páginas webs de coleccionismo también dedican importantes espacios a este mercado de entrañables muñecos con cifras nada infantiles, además de existir importantísimas páginas en internet dedicadas en exclusiva a este coleccionismo y de haberse registrado el cierre de algunas de ellas, dañadas por la tremenda actividad de compraventa y hasta movimientos especulativos. En España destacan en el más puro asociacionismo Aesclick y Somosclicks.

Valor no es igual a precio

Ahora bien: ¿cuánto pueden valer los ejemplares de fábrica de la firma construidos exprofeso, como se hizo para la familia real británica o como regalo para la canciller Ángela Merkel? Difícil poner una cifra, porque si ya se revalorizan aquellos ejemplares customizados (hay toda una red de auténticos artesanos en Europa), las piezas exclusivas de fábrica por encargo se salen de los baremos de este mercado.

Una anécdota: Playmobil, que ha llenado el mundo con 3.000 millones de estos muñequitos, solo ha sacado dos personajes específicos para el gran público: el artista Alberto Durero y Lutero, coincidiendo éste último hace dos años con la reforma protestante, aunque su valor para coleccionistas es limitado porque se editaron 34.000 ejemplares. Pero en 72 horas se agotaron, así que se hizo una segunda edición del reformador religioso.

Volviendo a Córdoba y al ejemplo de la escena de Las Tendillas, ¿cuánto puede valer ese click de la estatua del Gran Capitán customizado por Elena Bobadilla? «Valdría, claro... y hay quien paga haciendo encargos, pero para nosotros es una afición, no queremos pasar esa línea... en principio es un hobby, no un trabajo», afirma la experta remitiéndose al espíritu más puro del juego.

Lo que ‘mueve’ el muñeco

Sin embargo, no hay que centrarse solo en el coleccionismo para hablar del impacto económico de la fiebre de los clicks, tanto con los millones de pequeños han jugado y aún hoy juegan con las figuras como los cientos de miles de adultos para los que son una auténtica.

Son los casos, ya se lo imaginan, de la propia Elena Bobadilla y Rafael Casana, que quizá ahora acercándose a los cuarenta años estén disfrutando de los clicks más que cuando eran niños. Empezaron a coleccionar montando su belén navideño con los muñequitos, contactaron con vendedores de la marca y se surtieron de infinidad de piezas sueltas, reprodujeron al grupo Medina Azahara o la estatua de Maimónides para distintas escenas y «ya tengo hecha la reproducción de la estatua de La Regadora para otro montaje, pero eso será el próximo año», adelanta Elena.

Y es que ese muñequito, de 7 piezas y 7,5 centímetros que inventó en 1971 Hans Beck, jefe de investigación y desarrollo en la fábrica alemana de juguetes de plástico Hort Brandstaätter, es hoy la razón de ser de toda una multinacional europea de la que viven miles de familias de dos fábricas alemanas, en Dietenhofen y Selb, además de otra en Malta, una cuarta en Chequia y la española en Onil (Alicante), especializada en series limitadas y en producir piezas para ensamblar en otras factorías.

Otras cifras y anécdotas también dan idea que de lo que mueven estos pequeños muñecos económicamente son los ya citados 3.000 millones de clicks en todo el mundo, con 4.600 figuras diferentes, 30.000 accesorios y 150 especies de animales distintos fabricados. Y socialmente... baste decir que la primera mujer fue fundida en plástico en 1976, el primer niño en 1981 (desde entoces el tamaño estándar es de 5,5 centímetros para los pequeños) y el primer bebé nació en 1984.

Hasta tal punto el fenómeno de los clicks tiene enjundia que, además de ser parte de la cultura popular europea actual también es protagonista de cientos de exposiciones temáticas (especialmente en Francia y Alemania), objeto de otras artes (fotografía, pintura y especialmente videojuegos) y hasta en el mundo audiovisual. Memorable fue aquel capítulo dela serie animada Los Simpson con Springfield convertido en un escenario de Lego y los personajes en clicks.

Una afición de película

Y por supuesto, Playmobil espera estrenar este otoño su primera película, todo ello tras el éxito obtenido por las dos Legopelículas, de Lego, ese otro juego anterior, de 1932, más centrado en la creación de estructuras, pero que también da empleo a 7.800 trabajadores y que está presente en 130 países.

Pero esas ya son piezas de otro juego.