José María Juarranz de la Fuente, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, defiende en su libro ‘Guernica. La obra maestra desconocida’, publicado este año, que en la famosa obra de Pablo Picasso no hay nada que haga referencia al bombardeo de Guernica

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El Guernica de Picasso no tuvo nada que ver con el bombardeo de Guernica. El genio acabó su obra sin pensar en la ciudad de Guernica ni en la Guerra Civil que vivía España». Esta afirmación rotunda del catedrático de la Universidad de Madrid José María Juarranz de la Fuente tiraría por tierra el mito que se creó en torno al cuadro. Según el catedrático, que ha publicado recientemente su obra Guernica. La obra maestra desconocida, tras estudiarla y documentarse durante 14 años, todo fue un invento oportunista de la izquierda y los republicanos españoles. Juarranz defiende que ni siquiera el título fue de Picasso. Según el catedrático, cuando la obra ya estaba terminada, unos amigos, entre los que se encontraba el poeta Paul Éluad, el crítico Zervor y el poeta nacionalista vasco Juan Larrea, visitaron el estudio del artista, situado en la calle de los Grand-Agustins, y uno de ellos, el vasco seguramente, exclamó: «¡Guernica!», y Picasso rápido de reflejos como era vio el plinto perfecto para elevar la obra de categoría y multiplicar su ascendencia y visibilidad en toda Europa, convirtiéndola en un símbolo contra la barbarie fascista de la guerra española. «Algo alejado de la realidad», según Juarranz, que pretende demostrar que Picasso dio por válido el título, aunque a sabiendas de que la obra iba a ser utilizada, distorsionando su verdadero significado, como elemento de propaganda.

Según el historiador el Guernica de Picasso, más que un símbolo del bombardeo y de la Guerra Civil fue un «retrato de familia», en el que pueden identificarse muy claramente tres acontecimientos básicos de su vida.

El primero, el terremoto de Málaga que vivió en la navidad de 1884, cuando, con tres años, tuvo que salir precipitadamente de casa con su madre, embarazada de su hermana Lola. El segundo, el suicidio de su amigo Casagemas, que «le afectó tanto que con él dio comienzo a su etapa azul». Y el tercero, el proceso de divorcio de su esposa Olga. Vivía entonces «el peor momento» de su vida, según le dijo al fotógrafo Douglas Duncan. A continuación, el quién es quién de este «retrato», según Juarranz: sus cinco mujeres, su amigo suicida... y el propio pintor. Porque «Picasso», asegura, «es el toro».

1 LA MADRE ES MARIE THÉRÈSE

Su amante oculta. La mujer con el niño no es la madre doliente ante las bombas, según el historiador, sino la joven y atlética Marie Thérèse Walter con Maya, la hija de ambos, en brazos moribunda. En el Guernica aludiría a un momento dramático para Picasso: cuando una enfermedad la dejó al borde de la muerte, episodio que ya pintó en Le sauvetage. Tiene la lengua afilada (como el toro y el caballo), símbolo de las discusiones después de que Marie Thérèse conociera a Dora Maar. Se suicidaría en 1977, cuatro años después de la muerte de Picasso.

2. EL TORO ES EL PROPIO PICASSO

Un «autorretrato». La figura dominante, el toro, con sus patas robustas, los testículos muy marcados y la mirada hacia el espectador, es el propio Picasso, dice Juarranz. El pintor ya se había dibujado así antes, sobre todo en su relación con su mujer, Olga (el caballo). «Picasso dijo que el toro representaba la brutalidad, pero siempre negó que fuera el fascismo», explica. Y va más allá: en este autorretrato, Picasso emula a Velázquez y Goya colocándose en el mismo lugar que ambos pintores ocupan en Las Meninas y La familia de Carlos IV.

3 EL PÁJARO ES DORA MAAR

Su amante oficial. «El pájaro sobre la mesa está piando y abriendo la boca como pidiendo de comer, la forma en que Picasso había pintado en otras ocasiones a Dora Maar», afirma Juarranz. Su pequeño tamaño indicaría su menor importancia respecto a la madre, la esposa y la fiel Marie Thérèse, madre de su hija. Dora tenía entonces 29 años y era la nueva amante de Picasso, la oficial. Aunque no viviría con ninguna de las dos por consejo de su abogado durante el proceso legal de divorcio. Fotógrafa, retrató la creación del Guernica. Murió en 1997.

4. EL CABALLO ES OLGA

Su esposa. Se trata de la bailarina ucraniana Olga Koklova, a quien en 1935 el pintor había pedido el divorcio. Cuando el Guernica, estaban en pleno proceso legal. Ella tenía 45 años; él, 55. Es el momento que Picasso señala como el peor de su vida. En dibujos anteriores pinta a la pareja toro-caballo en actitud amorosa; a partir de 1927 (tras hacer aparición la joven Marie Thérèse), en actitud violenta. Él le achacaba un carácter difícil, y la lengua afilada simbolizaría las discusiones amargas. Picasso nunca logró el divorcio. Olga murió de cáncer en 1955.

5. LA NIÑA ES MAYA

Su hija. El bebé «muerto o desmayado» en brazos de la mujer es Maya en brazos de su madre, Marie Thérèse Walter. Aquí el pintor habría reflejado otro de los momentos que más le habían impactado: el nacimiento de Maya, en el que la niña estuvo a punto de morir y el propio pintor la bautizó cuando no sabían si sobreviviría. Después se convertiría en su padrino. En el Guernica parece que Picasso (el toro) las protege. Maya Widmaier-Picasso tenía 20 meses cuando su padre pintó el cuadro. Hoy tiene 82 años.

6. EL GUERRERO MUERTO ES SU AMIGO CARLOS CASAGEMAS

Su amigo suicida. También pintor, Casagemas se disparó a los 20 años (en varios bocetos lo pinta sobre un charco de sangre) por el rechazo de una mujer (la espada rota simbolizaría su impotencia sexual). «Me declaré catalanista y separatista y les insulté de tal modo que Picasso estaba horrorizado», contaría Carlos sobre su última vez juntos. Fue una «catarsis» para Picasso y con él inició su etapa azul. En una segunda lectura Juarranz ve en el guerrero al padre de Picasso, José Ruiz y Blasco, e incluso a San José.

7. LA MUJER DE LA LÁMPARA ES SU MADRE

La mujer de la lámpara y la que corre con una rodilla en el suelo evocarían a su madre, a partir de una imagen que le quedó «grabada» del terremoto de Málaga en la navidad de 1884, cuando Picasso tenía tres años y abandonaron su casa apresuradamente. Como aquel día, ambas lucen un pañuelo («Mi madre llevaba un pañuelo sobre la cabeza; yo nunca la había visto así», dijo Picasso años después) y carecen de la lengua afilada. La de la lámpara guarda parecido (en cubista) con el Retrato de Doña María, de 1923.

8. LA FIGURA QUE CAE SUGIERE SER UN ÁNGEL

Es un personaje «enigmático y ambiguo», dice José María Juarranz. Con sus «alas» (bajo los brazos), su túnica hasta los pies, sus manos levantadas (como las imágenes icónicas de Goya o El Greco) y las llamas que emanan de su cuerpo (los triángulos), esta figura le sugiere un ángel en llamas. A juicio del historiador, en el Guernica podría leerse también la escenografía de una navidad destrozada, como la del terremoto del 25 de diciembre de 1884, que tanto marcó a Picasso y que causó varios incendios en Málaga. De ahí las llamas.

9. LA ESPADA ROTA. LA IMPOTENCIA SEXUAL

La espada rota que se ve en la parte inferior de la obra no es otra cosa que el símbolo de la impotencia sexual de su amigo Casagemas, que como en otros grabados del genio puede verse, se suicidó precisamente por ser impotente y haber sido rechazado por la mujer que amaba en París. También es posible que Picasso simbolizara en la espada rota la ruptura de la amistad en los últimos momentos por la «traición» de haberse liado con la novia de su amigo.

10. EL PIE QUEBRADO. EL PIE PERDIDO DE SU AMIGO

A imitación del «pie quebrado» poético, Picasso sitúa ese pie como perdido en el rincón derecho de la obra. Se trata sin duda del pie perdido del cadáver de su amigo al estilo cubista. Los cuerpos descuartizados del cubismo son símbolos de la violencia en general.

En conclusión: el cuadro español más importante del siglo XX no dice lo que nos habían contado según Juarranz. El cuadro es «un autorretrato familiar» transformado en propaganda para explotar la imagen mundial del horror de la Guerra Civil y conseguir la ayuda principalmente de Europa. En realidad, como el propio Picasso dijo en más de una ocasión, el genio pintó el cuadro más grande de toda su obra (3,5 x 7,8 metros) con un deseo íntimo, que algún día se expusiera en el Prado al lado de las Meninas, de Velázquez y de La familia de Carlos IV, de Goya.