Desde que se iniciara oficialmente el primer genocidio de la historia contemporánea, el de Armenia, en 1915, aún sigue vivo el dolor de muchos cientos cde armenios que viven repartidos por los cinco continentes. Uno de ellos es Nazaret Avakian, descendiente de una conocida familia dedicada desde casi 300 años a la fabricación de alfombras en Antep. En 1895 su abuelo, Hagop Avakian, se trasladó a Alepo (Siria) debido a los continuos ataques turcos, donde construyó una fábrica. Posteriormente, en 1905, el gobierno turco les remitió una carta para que volviera, pero no lo hizo. En pleno genocidio acogió a 48 chicas para que trabajaran en su industria y rehicieron sus vidas, cuidándolas como si fueran sus hijas. En 1930 cerraron la fábrica y trasladaron su actividad al Líbano, donde se dedicaron a la comercialización exclusiva de este producto. Cuando falleció su padre, Dikran Avakian, en 1967, continuaron los hermanos hasta 1975, pero, debido a la guerra, emigraron. El mayor, Hagop Avakian, a Ginebra (Suiza) y, Nazaret y Mihran Avakian, a Londres (Reino Unido), donde abrieron varias tiendas. El protagonista de esta historia, Nazaret, se casó en Londres con Ann, una mujer de origen irlandés, que es una armenia más.