FANTASÍAS Y ALGO DE PICAR

¿Dónde lo compran?

Asisto en el Ateneo de Córdoba a la presentación de La casa, reciente poemario de Antonio Varo Baena. Presenta Soledad Zurera y me gustaría seguir ejerciendo de amanuense. Como saben mis vecinos, aquí el escribiente aprendió a juntar letras a la edad cortijera y zagalera de doce años, leyendo periódicos que encontraba por las cunetas y ni siquiera se comían las cabras que cuidaba allá por la Cuesta del Espino.

Pero siendo de clases sociales tan distintas y distantes, dijo el otro, pienso que quizá no agrade a la gran presentadora y poeta que es Soledad si copio lo que diga para ponerlo aquí, citando el nombre de ella misma. Así que me voy huyendo hasta el bar Hijas de Levante de mi buena amiga Lola Baena Galán en Ciudad Jardín. Un lugar para libar lágrimas ruteñas y dejarme llevar por los recuerdos de hace años, cuando visité en Montilla La casa que Antonio Varo Baena describe en ese libro precioso que ha publicado Ánfora Nova.

Mientras, espero a José Cabrera, de la Unión Deportiva Sur, para que me cuente cómo van las instalaciones deportivas de la calle Marbella. También están las peticiones de ascensores en el Sector Sur, de sufridas madres que suben y bajan a sus hijos más carrito por escaleras hasta un cuarto piso y son despreciadas mediante silencio administrativo de algunos delegados provinciales de Susana Díaz. Acto seguido llega mi nieto con otros nietos y nietas, cada uno de su abuelo y abuela respectivos. Tras las presentaciones de rigor nos vamos todos a El Porvenir del Corregidor, donde Mario Steliac y su hijo Pablo nos invitan a zumos de naranja de Palma del Río, mantecados de Rute y galletas fritas de Alcaracejos.

Me cuentan azorados y voz lamentosa que el Instituto Municipal de Deportes ha aplazado los Juegos Deportivos Municipales por no tener los participantes seguro de cobertura médica en esta edición, que es la número 32 y son más de cinco mil criaturas las que intervienen en esos Juegos. Les sugiero que hablen bajito para que no llegue el drama a los oídos de Cristina Cifuentes, esa chulapona, especie de Jordi Pujol en la Comunidad Autónoma de Madrid donde, según dice, están pagando tres mil millones de euros para mantener la sanidad y educación en Andalucía, sin ir más lejos.

Les cuento a los convulsos niños y niñas que Madrid y Cataluña son importantes comunidades autónomas gobernadas por políticos con una capacidad enorme para decir tonterías. Gozan además de una corte lameculense con tal poderío que les deja el anillo como los chorros después de cualquier estúpida cagada mental que hallan largado contra Andalucía.

Allí, entre jefes, jefas y gente del buen vivir y mal hablar, se forjan los destinos de los andaluces. Ante la mitinera soflama que les largo, huyen despavoridos niñas y niños dejándome a solas con mis pegos y así toda la noche.

(La pregunta que sirve de título a la parida de hoy se hacía en este mismo lugar el 29 de abril del 2012, cuando algunos gilipollas catalanoides pusieron de moda insultar a los andaluces lo mismo en periódicos que en los retretes de Internet. Y eso gustó hasta en La Mojonera, un pueblo de Almería donde una concejala del PP dijo: «En Andalucía ahora hay cocaína y mujeres gratis porque al PSOE lo han votado yonkis y mujeres de dudosa reputación») Laus Deo.

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