Nairo Quintana ha renunciado este jueves a participar en la Vuelta, después de que su equipo aseguró la tarde del miércoles que no estaba suspendido y que lo mantenía al frente del Arkéa para la ronda española que comienza este viernes en Utrecht. La polémica comenzó cuando la Unión Ciclista Internacional emitió un comunicado en el que afirmaba que el corredor colombiano había presentado muestras de Tramadol, un analgésico que no está autorizado en competición, durante el Tour de Francia y que por lo tanto quedaba eliminado de la prueba francesa y perdía la sexta posición en la general con la que llegó a París.

Sin embargo, este jueves el corredor ha emitido una nota, que no ha llegado a través de sus fuentes oficiales, en la que comunicaba que se despedía de la Vuelta que ganó en 2016 para defender su inocencia ante los tribunales deportivos. "Comunico que no participaré en la Vuelta para hacer valer mis motivos ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Volveré al calendario de carreras al final de la temporada", ha indicado Quintana, que desde el lunes se encontraba en Utrecht, donde este viernes comienza la Vuelta.

El propio corredor dijo a última hora del miércoles que mantenía su plan de competición en la ronda española, adonde acudía como jefe de filas del Arkéa. "Hoy me he enterado por sorpresa del anuncio de la UCI por uso de Tramadol. Desconozco totalmente la utilización de esta sustancia. También quiero ratificar que estaré en la Vuelta montado sobre la bici".

La situación ha sido de lo más rocambolesca puesto que ni la UCI, ni la Vuelta, ni su equipo le habían puesto problemas para disputar la ronda española y el corredor se autocastiga cuando no estaba sancionado.