La apuñaló delante de sus cuatro hijos y uno de ellos intentó ayudarla, pero él siguió agrediéndola hasta matarla sin importarle herir al niño. Diez días antes, el 28 de diciembre, Hayat había denunciado a su asesino por amenazas. La Guardia Civil valoró riesgo alto y él fue detenido, pero el juez lo dejo en libertad y a ella la dejó sin protección porque no quiso declarar otra vez contra su exmarido. Tras el archivo policial la Guardia Civil decidió mantener el caso activo en el sistema Viogen, pero en vez de disminuirlo a riesgo bajo, ponerlo en riesgo medio con especial relevancia para poder llamar a Hayat mas periódicamente. No dio tiempo. Hayat había contado a la Guardia Civil que él la agredía, incluso embarazada. Tuvieron una orden de alejamiento y se divorció en 2016. pero en 2020 volvieron a convivir por cuestiones económicas. De esa manera evitó que él entrara en prisión y compartieran gastos. No retomaron la relación sentimental pero sí la convivencia. Desde entonces decía que él la controlaba. Ella intentó cambiar turnos en el trabajo para no coincidir en casa. Estaba conociendo a otro hombre y su exmarido la acosaba. Le había pedido que se marchara. Los dos están trabajando y ya no era necesario convivir, pero él se negó.