Mochila, bastón, cantimplora, algo de comida, barritas energéticas, saco de dormir y frontal. Dinero, lo justo, para coger el autobús, solo de ida, el que le dejaba a los pies de la ruta. Volvería caminando después. Lo había hecho antes, muchas veces. Era un experto montañero, espeleólogo, senderista, escalador. Respiraba y amaba el deporte. Juan salió de casa temprano. Aquel martes, 20 de julio de 2010, en la estación malagueña de la línea Mijas- Fuengirola, lo vieron por última vez. Eran las 9:10 horas.

Conoce su historia.