El viento ha complicado mucho la lucha contra las llamas, pero la agresividad de este incendio se debe no solo a un factor, es un cúmulo de circunstancias en contra: temperaturas altas y poca humedad en una zona que ha llovido un 87% menos de lo normal en los últimos meses, un terreno tan rico en naturaleza como escarpado, complicado para plantar batalla a las llamas. Y estos árboles caídos por las nevadas de hace unos años, secos, son gasolina para el fuego. Ya se ven las primeras construcciones afectadas por las llamas. En las próximas horas se conocerán los daños reales, y hay temor con cómo pueden estar muchas fincas, algunas con animales.