La borrasca Celia deja en el Teide un nuevo amanecer congelado: cinco grados bajo cero y un manto de nieve. Con esta cifra, la cumbre isleña volvió a ser por segundo día consecutivo el punto del país con las temperaturas más gélidas, una situación que además se acompaña del intenso viento que sigue soplando en el Parque Nacional.