Que la coalición independentista en la Generalitat de Cataluña pende de un hilo lo demuestra el propio president con este ultimátum a sus socios de gobierno: "yo lo que pido es que se tome una decisión y que esta sea definitiva". Así responde Pere Aragonés a la crisis desatada esta semana por Junts con una moción de confianza a su gestión que le había ocultado su propio vicepresidente, el cesado Jordi Puigneró. Aragonés adelanta que no le temblará el pulso para tomar más decisiones, a la espera de que la militancia post convergente decida entre el jueves y el viernes si Junts sigue en el Govern. Una catarsis del soberanismo que parece estar a punto de dejar atrás diez años de pacto de unidad hacia la independencia entre ambas corrientes políticas y que coincide hoy, además, uno de octubre, con el momento culmen de todo el Procés. El quinto aniversario del referéndum ilegal de independencia de Cataluña que sacudía todos los resortes entre la Generalitat y el Estado. Un lustro vertiginoso de enfrentamiento y desafíos, de un president y consellers a la fuga de la justicia en España, de condenados a prisión y posteriormente indultados, hasta llegar a una mesa de diálogo tras el cambio en La Moncloa, crisis de espionaje incluida, que estaría entre los frentes de la ruptura soberanista. Distancia entre ERC y Junts hasta el punto de que la declaración institucional del president sustituye a la ceremonia de unidad independentista en la Generalitat que estaba preparada para este sábado de aniversario del 1 de octubre.