El antes y el después a su abdicación en junio de 2014 ha supuesto la línea que finalmente librará al Rey emérito de enfrentarse a una acusación penal en España. El supuesto cobro de comisiones ilegales en las obras del AVE a La Meca, sus cuentas en Suiza gestionadas por testaferros, con transferencias millonarias, y su posterior descapitalización en 2012 en favor de su entonces amiga Corinna, pertenecen a su etapa como jefe del Estado, por tanto, sin responsabilidad penal. Donde el monarca sí tenía serios problemas era con los cerca de ocho millones de euros gastados en viajes y aviones privados pagados por la Fundación Zagatka, en teoría propiedad de su primo Álvaro de Orleans, y también con el algo más de millón de euros que dispuso entre 2016 y 2018 a cuenta del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause. Una amenaza que ha quedado completamente desactivada con las dos regularizaciones llevadas a cabo por el monarca a finales de 2020 y principios de 2021. Casi cinco millones de euros que le han librado del banquillo. Pero no todo son buenas noticias para el monarca. En Londres aún se tramita la denuncia que Corinna Larsen le presentó por supuestas amenazas y acoso.