Pasamos la cresta de la ola. Después de un más de un mes en un imparable ascenso, doblegamos, por fin, la curva de esta quinta acometida del virus. Baja la incidencia acumulada sí. Pero los hospitales aún no han llegado a ese esperado pico. Los de Tenerife están al borde del colapso. Los ingresos son de gente cada vez más joven, por eso los médicos avisan. Los jóvenes también pueden sufrir una enfermedad grave y secuelas permanentes. Las vacunas y la precaución son nuestro único pasaporte para abandonar esta pandemia.