Llega la madrugada del fin de semana y ni el calor, ni las restricciones impiden que miles de jóvenes de toda España salgan a divertirse. La madrugada del sábado en Barcelona se convierte en una jauría de gente. Hay botellones en la playa, botellones en el parque y un ambiente descontrolado. El problema no es solo la fiesta, lo cierto es que los que asisten a estas reuniones son el principal foco de contagio. Jóvenes, de entre 20 y 30 años, que en su mayoría están sin vacunar. En Mallorca pese a los controles policiales algunos siguen fieles a la irresponsabilidad. Botella en mano, cualquier sitio es bueno para montar una fiesta. Así lo han vivido ciudades como Sevilla, Palma, Barcelona o Valencia. En Madrid, con un gran despliegue policial se pudo evitar precisamente lo que venía siendo costumbre durante las últimas noches de verano. Un noche más en la que la distancia de seguridad y las mascarillas no estaban invitadas a la fiesta.