El pontífice asegura que los últimos ataques rusos a la capital de Ucrania han desatado un "huracán de violencia" sobre los ciudadanos de Kiev. Lo ha dicho ante miles de personas en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro. El papa también hizo un llamamiento a "aquellos que tienen el destino de la guerra en sus manos" para que se detengan.