La decisión del Gobierno español de apoyar la posición de Marruecos respecto al Sáhara va más allá de cerrar la crisis abierta con el país alauí hace un año. El momento ha sido en plena crisis mundial por la guerra en Ucrania. Y con este acuerdo España pretende garantizar la seguridad en nuestra frontera sur. El Ejecutivo ha tomado partido por Marruecos respecto al Sáhara en plena crisis energética. Argelia, aliada de los saharauis y enemiga de Marruecos, envía a nuestro país el 30 por ciento del gas que necesitamos, pero el Ejecutivo está tranquilo. Los socios del Gobierno, Unidas Podemos, no comparten la decisión de Sánchez porque supone abandonar la posición de neutralidad y el consenso de las resoluciones de Naciones Unidas que defiende la autodeterminación del Sáhara.