El precio del megavatio es la última pesadilla económica para los españoles. Pero en el global de la factura no es lo que más peso tiene; de hecho, supone un 30% del recibo. Un 20% es lo que pagamos por las redes de transporte y distribución y nos queda aún la otra mitad: un 50% son impuestos y aquí el Gobierno sí tiene potestad. Hay expertos que también reclaman al Gobierno que pida a Europa que abarate el precio de los llamados derechos de emisión que en el último año también se han disparado.