El Sevilla actual no se puede entender sin futbolistas como Jesús Navas y él lo sabe bien. Por eso, el jugador no pudo contener las lágrimas en su despedida del Pizjuán en competición oficial.
En la rueda de prensa posterior a la victoria contra el Celta (1-0), Navas dejó claro que su objetivo desde niño siempre fue hacer feliz a su Sevilla y pidió el mismo sacrificio para todo aquel que vista la camiseta del club. "Es lo más grande, mi Sevilla y mi selección. Y me quedo con no haber cambiado. La gente me dice por la calle cómo puedo ser de este perfil con lo que he conseguido, pero eso es lo que me ha hecho llegar aquí. Darlo todo hasta el último día por mi afición, por Puerta, por Reyes. Quiero que, quien se ponga esta camiseta, se entregue como yo me he entregado; este número es sagrado, igual que Reyes. Este club es sagrado, este escudo es sagrado y esta afición es sagrada", admitió emocionado.