El 18 de mayo de 1146, el emperador Alfonso VII junto con el arzobispo de Toledo don Raimundo y la clerecía, celebraban una misa en la Mezquita mayor de Córdoba tras haber recibido las llaves de la ciudad de manos de Ibn Ganiya, gobernador de la ciudad. Aquella misa se recuerda como la Primera Dedicación de la Catedral.

El Cabildo catedralicio conmemora la efemérides, de la que se cumplen 875 años.