La actividad física regular confiere distintos beneficios a la salud, entre otros la prevención de enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión o la obesidad, a lo que se suman sus efectos importantes en la salud mental, emocional, calidad de sueño, prevención de caídas, fracturas y demás. La OMS recomienda para los adultos de 18 a 64 años, acumular un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación de las dos. Además, dos veces o más por semana, se aconseja realizar actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.

La promoción de la salud permite que las personas tengan un mayor control de su propia salud. Abarca una amplia gama de intervenciones sociales y ambientales destinadas a beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida individuales mediante la prevención y solución de las causas primordiales de los problemas de salud, y no centrándose únicamente en el tratamiento y la curación.

Las personas han de adquirir conocimientos, aptitudes e información que les permitan elegir opciones saludables, por ejemplo, con respecto a su alimentación y a los servicios de salud que necesitan. Esta educación, sobre alimentación saludable, se debería iniciar en la etapa escolar y formar parte de las materias obligatorias.

La salud es un estado que se puede alcanzar, pero que muchas no es fácil conseguir y que muchas otras es fácil perder. Esto último se ha puesto de manifiesto en los últimos meses, pues la crisis económica actual ha producido un impacto en la salud de los ciudadanos. Según un estudio del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, grupo respaldado por la OMS, la crisis ha producido un aumento de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad.

Además, tiene efecto sobre las enfermedades infecciosas, que se extienden favorecidas por las peores condiciones de vida de las personas con pocos recursos, pero también por las dificultades de acceder a tratamientos y por la caída de la calidad del sistema público de salud. Es el caso de la aparición de nuevos brotes de malaria en Grecia, una enfermedad extinguida en Europa, o del incremento en aquel país de infecciones de VIH entre drogodependientes.

Cada persona es diferente y en función de sus circunstancias personales, como la edad o el estilo de vida, tener buena salud puede implicar aspectos distintos.

Por ejemplo, una persona sana de la tercera edad no comparte las mismas condiciones que un deportista de élite sano. Aunque los avances en la investigación médica han permitido que hoy en día tengamos disponible una multitud de tratamientos de todo tipo para evitar, controlar y prevenir enfermedades, nuestro papel a la hora de cuidar nuestra propia salud es muy importante: todos los profesionales médicos coinciden en que para tener una buena salud hay que partir de unos buenos hábitos nutricionales y para ello la prevención y la educación son pilares fundamentales