¿Cómo afecta a las personas con autismo los espacios en los se mueven? Suelos, escaleras, pasillos y paredes son percibidos como piezas de un enorme puzle sin ensamblar y colores y texturas como una agresión que pueden conducirles a la desorientación y confusión.

"Ponte en la situación de que un pasillo se te hace muy estrecho; que en cuanto te cruzas de frente con una persona se te viene el mundo encima. Imagina que la iluminación de una estancia genera un ambiente que percibes como hostil", explica Ana Bullón, autora de "La percepción espacial y el TEA" (Trastornos del Espectro Autista).

El manual incluye las claves para que los arquitectos conozcan cómo adaptar su trabajo a las necesidades de estas personas, por las que mañana viernes se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

Según cifras oficiales, se estima que más de siete millones de personas tienen TEA en Europa, 470.000 de ellas en España.

Bullón relata a Efe que el tema de la accesibilidad siempre le ha interesado y afirma entristecerse cuando ve que este colectivo no está recibiendo la adecuada atención en esta materia. "Hemos puesto rampas en lugar de escaleras para las personas con movilidad reducida, aceras con botones o braille para las personas ciegas. Es de justicia que estas personas también puedan relacionarse con su entorno".

"Hay muy pocos trabajos de investigación sobre este tema y se centran en espacios muy personales, por ejemplo una vivienda o una escuela especializada, es decir, no se busca integrarlos sino crear algo para ellos", añade Bullón, que ha contado para la elaboración de su libro con su hermano psiquiatra, Alberto, y un antiguo compañero del instituto, Ismael Robles, quien sufre TEA.

Cuando levantaba poco más de un metro del suelo, Ismael ya sabía varios idiomas, iba corriendo de un lugar a otro en el recreo y evitaba mirar el suelo ¿Por qué?

Las personas con TEA son muy sensibles a los patrones en el suelo y si hay muchas líneas, cuadrados o mosaicos "se produce una pérdida de la ubicación. Por ejemplo, no reconocen si lo que hay en el suelo es una sombra o un hueco, a veces lo confunden. Por lo tanto, Ismael había aprendido a no mirar el suelo", explica.

"Tienen una percepción fragmentada del espacio. Nosotros al entrar en una habitación vamos de lo general a lo particular, sin embargo, ellos lo hacen al revés; cuando llegan a un espacio con muchos estímulos sensoriales y mucho ruido, colores, texturas y patrones van de lo más específico a lo general. Imagina: primero ves el ojo de una persona, una alfombra, una silla y una pequeña ventana y ahora toca componer todo el espacio. Es muy difícil", explica.

Al diseñar un espacio arquitectónico "puedes pensar en el TEA y trabajar con los colores, con los materiales, con los recorridos o con los pasillos para hacerlos más anchos y que no se sientan atrapados".

Los recorridos, añade, tienen que ser claros y señalizados, por lo que el uso de pictogramas es muy importante porque a menudo se confunden con el espacio y se pierden; también es muy importante el control de la iluminación, porque son hipersensibles a la iluminación y esto les causa muchos problemas visuales y dolores de cabeza".

Los patrones y las texturas afectan a la percepción por su relación vista-tacto, por lo que "no es bueno la sobrecarga de materiales y texturas, es mejor usar superficies continúas en un mismo espacio, no usar patrones porque dan la sensación de desequilibrio. Es conveniente utilizar colores neutros, materiales naturales y no mezclar muchas texturas y colores fuertes", indica Bullón.

Concluye que su libro "nace de escuchar: un granito de arena de empatía. Una visita a los lugares que damos por hecho con quienes los viven de manera diferente. Esos espacios compartidos nos pertenecen a todos. De eso va la arquitectura, de lo común. No son rascacielos, puentes ni grandes monumentos su ocupación fundamental. Es hacer más fácil la vida a las personas".